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Mi cuerpo entero no respondía.

Frente mio permanecía parado éste chico el cual no parecía tener alguna intención de hacerse a un lado y dejarme escapar.

Yo lo miraba a el. Pero su mirada estaba posada sobre los chicos detrás, creía.

Durante unos pocos segundos sólo fue un incómodo silencio en mi opinión. La presencia del nuevo castaño se sentía intimidante en niveles demasiados altos para la limitada confianza en mi mismo. Sobre todo por su postura de la cual presumía y me hacía sentirme pequeño a su lado.

Parecía no importarle mis intenciones de salir corriendo de ahí lo más rápido posible.

Y entonces, desde que su figura había aparecido en la puerta, el me miró. Y tener la profundidad de su mirada puesta en mi, fue peor que tenerlo ignorandome por completo.

A la par, su cuerpo se movió fuera del marco de la puerta y yo salí corriendo. Fue tan rápido que ni siquiera estaba seguro de sí en realidad sus ojos habían conectado con los míos, o sí lo había imaginado todo.

Pude sentir una última mirada de reojo de su parte la cual tenía el deseo de devolver, pero el se adentró más en la habitación estando finalmente fuera de mi campo visual.

Regresandome la capacidad de por fin respirar adecuadamente. Ese había sido por defecto el encuentro más extraño por el cual había tenido que pasar hasta el momento.

Esperaba no tener que estar bajo esa mirada de nuevo alguna vez.

Esperaba no tener que estar bajo esa mirada de nuevo alguna vez

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El sector 5 era diferente.
Muy diferente al sector anterior. Aquí no había nada de colores esparcidos por todos lados como en mi sector.

No, aquí había distintas tonalidades de solo dos únicos colores; el blanco y plateado.

Todos los edificios lucían tan pulcros contrarrestado en cielo negro arriba. No parecía que fuera a ser un día despejado como el de ayer. Pero al menos no contaba con ese naranja que Niall describía se veía cuando alguna tormenta de radiación estaba cerca.

Niall.

Necesitaba encontrarlo hoy mismo. No tenía idea de cuáles serían mis opciones si el día terminaba y aún me encontrara solo.

Me sentía desesperado e inútil buscando edificio por edificio que en alguna pantalla se encontrará escrito el bar que llevara por nombre "Diana's Bar".

Pero mi plan inicial acababa de irse a la basura al no poder localizar el rastreador que mi hermano llevaba en su reloj, y que secretamente puse allí.

Era posible que lo hubiera roto por accidente. No necesariamente tenía que haber pasado algo horrible para que no funcionara, ¿cierto?

Tal vez si le hubiese dicho todas las cosas nuevas que había implantando en ese vejestorio hubiera cuidado más de él.
Y entonces hubiera podido rastrearlo.

¡Dios! Todo esto era mi culpa.

Estaba en el doceavo edificio, mordiendo mis uñas y sonando mi pie con insistencia en el suelo, tan nervioso buscando en la pantalla los lugares que se encontraban en este. Que cuando la lista terminó y el bar no estaba ahí. Tenía tantas ganas de llorar por la frustración. Incluso me inclinaba al deseo de iniciar una rabieta por el hecho de no estar obteniendo lo que quería.

Y entonces como si las cosas no pudieran ir peor en mis planes.

El sentimiento quedó por completo atascado y olvidado cuando me di la media vuelta.

Miedo. Era el sentimiento que lo había sustituido.

Mi cuerpo fue invadido por el miedo paralizandome desde la punta de mis pies hasta los cabellos en mi cabeza. Sentía que si incluso respiraba o parpadeaba, todo estaría perdido.

Pues justo en el edificio frente a mí. Al menos cinco hombres de armadura blanca se postraban custodiando la puerta de entrada. Dos de ellos con sus armas a la vista de todos.

Aunque claro, no había gritos.
No había disturbio. Era capaz de darme cuenta como algunas muchas personas rehuían de ellos.

Tragué saliva aferrando más a Richie a mi cuerpo. Miré hacia todas direcciones buscando una salida de esa situación sin llamar demasiado la atención.

Pero desafortunadamente me había quedado en mi sitio el suficiente tiempo parado ahí observando para lograr presenciar como una joven de cabello rubio tenía intenciones de acercarse al edificio custodiado, pero al darse cuenta de lo que pasaba su rostro se transformó en uno de terror y sus pasos cambiaron de dirección drásticamente.

No fui el único que lo notó para su mala suerte. Pues uno de los protectores le gritó en una orden hacia su dirección que se detuviera. Pero al no ser obedecido alertó a otro hombre a su lado y corrieron detrás de la chica.

Al final de la calle uno de ellos sacó su arma antes de dar vuelta en la esquina y desaparecer.

Fue en ese instante cuando entré en pánico.

Nubló por completo mi juicio haciéndome hacer exactamente no que no debería haber hecho si quería ser pasado desapercibido.

Heche a perder todo en el momento en que mi mirada volvió al edificio encontrándome de golpe con la mirada de otro de los hombres que quedaban.

Por que cuando el hombre dió solo un pequeño paso al frente, mis pies reaccionaron corriendo en dirección contraria.

No sabía lo que estaba haciendo.
No tenía idea hacia dónde iba.
No conocía ninguna calle o lugar donde esconderme. No conocía este sector ni ningún otro.

Pero aún así mis mis pies seguían moviéndose intercalando el uno al otro de forma coordinada y rápida que incluso estaba sorprendido por mi capacidad física en este momento.

Había alcanzado correr tres calles cuando los gritos del hombre detrás de mi se hicieron más fuertes, más cercanos.

Mi corazón estaba a punto de salirse de mi pecho. Arranque el pañuelo que cubría mi cara para intentar que el aire llegara a mis pulmones pues sentía que estaban vacíos.

Despeje mi cara de los rizos que se habían pegado en mi frente por el sudor y que estropeaban mi vista.

Contemplando así las tres direcciones que tenía disponible.
Medio segundo me tomó decidir dar vuelta a la derecha adentrandome en una de las calles donde los edificios eran más pequeños que los anteriores.

Podía escuchar aún las órdenes de detenerme por parte del hombre.
Cada grito se sentia más encima de mi. Estaba aterrado y sentía que en cualquier momento mis rodillas fallarían y me caería derrotado al suelo por la falta de aire.

De nuevo al final de la calle tenía que elegir entre seguir por la derecha o la izquierda. No creía ser capaz de hacerlo esta vez.
Mi vista ya estaba incluso nublada por el golpeteo de mi pulso acelerado al límite.

Y justo cuando me incliné a la izquierda para dar un paso.

Una mano fue puesta en mi boca provocando a mi corazón dar un salto y después pararse en el mismo momento rendido a la idea de que había sido atrapado.

Un brazo rodeo mi abdomen y mi cuerpo fue jalado hacia atrás con tanta fuerza que solo podía pensar en el doloroso impacto que sufriría.














:)

Si encuentran faltas de ortografía haganmelas saber.

"I can't be controlled" | Larry Stylinson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora