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♡ — MIKEY !
Como esposa de Mikey, tratas tu matrimonio con él como un deber como se esperaba de cuando se casó contigo por razones formales, razón por la cual te apresuras hacia él con un botiquín de primeros auxilios tan pronto como lo ves llegar a casa con cortes y un labio roto. No todos los días Mikey realmente se lesiona por ser un gran peleador, pero en los desafortunados días en que lo hace, nunca deja de preocuparte.
— Estoy bien.— asegura con la voz más suave que pudo reunir, tomando tu mano entre las suyas para obligarte a mirarlo.— Te tiemblan las manos, cariño. Te prometo que estoy bien. Es apenas un rasguño.
— Apenas un rasguño, mi trasero.— murmuras con desprecio, las lágrimas de ira que cayeron para tu decepción.
Lo último que querías era que tu preocupación hiciera que él se preocupara; él ya está pasando por muchas cosas y se esperaba que tú fueras su fuerza cuando le faltaba, no la que tiembla y se estremece con cada lesión con la que lo inspeccionas.— Tonto, deberías haber tenido más cuidado.
A pesar de ser regañado, Mikey no puede evitar sonreír.— Lo tendré en cuenta, así que deja de llorar ahora por favor. No puedo soportar verte así..
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