Too Clergy [Sarv X Ruv]

Capitulo 2: ¿Puedo ir al cielo?

El infierno mi antiguo hogar, el lugar donde yo solía reinar y admirar ya que desde mi trono podía ver cómo eran torturados todas esas almas, claro que a veces yo ponía mi granito de arena con tal de ver esa agonía en sus rostros, nadie podía hacerme frente así que se volvió aburrido.

Demasiado... hacer lo mismo todos los días, meses, años y de vez en cuando ocasionar caos en la tierra era algo que ya no quería.

No me hacía feliz.

Así que tome la decisión de volverme humana, llegando a la tierra sin nadie ni nada o bueno casi nada.

Crecí en un convento dónde me enseñaron adorar a Dios, no me sentía muy creyente pero siempre rezaba y hacia todas las cosas bien para que algún día llegar hasta donde se encontraba, entrar a ese paraíso del que tanto se habla.

Pronto me di cuenta que eso no sería fácil, seguía teniendo mis poderes de demonio y no solo eso sino que no crecía más, pasaban los años y seguía siendo una niña la cual estaba sola ya que me trataban como bicho raro las demás niñas del convento.

Me aleje de todo el mundo, ya que tenía miedo que alguien se diera cuenta de quién era en verdad bueno aunque nunca tuve nadie quien se preocupara.

No fue hasta una tarde nevada en Rusia, encontré un niño solitario y callado, era algo tímido ya que me acercaba y el solo se iba.

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–¡Sarvente!– grita Ruv haciendo que tire un poco mi café.

–¿Que paso?– pregunté mientras mi corazón casi se sale del susto

–Llevo más de 5 minutos hablándote mientras tú veías a la nada– el se cruza de brazos y se recarga en la puerta de la cocina

–solo estaba recordando algo– dije con la esperanza de que el por fin recordara

–ya veo– contesto fríamente, falle de nuevo

Ya había pasado una semana y el seguía sin recordarme, me quería dar por vencida e ir por el plan B solo había un pero y era que...

–y... ¿Para que me necesitas?–

–se te está quemando la comida– volteo a ver la olla y está echando humo por todas partes

–¿Por qué no la apagaste?– le pregunté mientras llevo la olla al lavabo para

–no le entiendo a tu estufa–

–por favor no es tan difícil– le reclamé viendo la comida arruinada, el ya no dice nada –y como siempre soy yo la que tengo que gritar–

Solo una maldita semana teníamos juntos y las peleas no faltaban, está parecía ser una leve.

–si lo quieres ver asi–

–sabes algo, no quieres ayudarme en nada ni siquiera has dicho algo para que te unas a mi iglesia– reclamé mientras trato de calmarme

–es que no estoy interesado– se acerca un poco –la policía está apunto de irse de aquí así que muy pronto me ire–

–¿Que?– me puse frente a el, dejando a un lado todo –vamos Ruv yo se que eres algo más que un simple asesino–

El se queda callado, yo trato de poner mi mano sobre su hombro pero la quita, ya no sabía cómo hacerlo entrar en razón.

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