Diría que mi primer viaje por avión sería emocionante, con lo que vi más tarde no sería nada, pero estaba muy triste como para concentrarme que volaba a la altura de las nubes. Me extraño al principio porque me dolía el estómago y sudaba frío, mí padre me dijo que eran síntomas normales de volar. Lo más divertido fue ver a mí madre cubriéndose la cara con una manta para no tener que ver la ventana, era como un niño pequeño en una noche de tormenta.
Como sea, así que pase la mitad del viaje durmiendo y la otra mitad escuchando Airport Lady de Toshiki Kadomatsu, gran tema, a todo volumen con mis auriculares por supuesto, tratando de dejarme llevar por la música ¿Les he mencionado lo molesta que es la gente que pone su música a todo volumen como si a alguien le interesará lo que oyen? Cómo sea, volviendo, comí algunas cosas pero nada realmente rico, comida de avión, ustedes comprenden. Así que subsistí a base de los chicles de Kyomi hasta solo dejar uno. Kyomi siempre decía: "No te comas la caja entera ahora que sos feliz y el sabor es fresco, guarda uno para llores y tu boca necesite recordar el sabor." Muy poético, siempre creímos que se lo había robado a algún adivino callejero o vagabundo pero Kyomi no confesaba nada. Di una sonrisa para mí misma y toque la ventanilla con melancolía.***
Me sorprendí bastante cuando, tras bajar del avión, nos recibieron los rayos del sol cálido, acompañados de un suave brisa primaveral. Era tan distinto a Tokio que de inmediato me saque mi saco rojo, mis guantes y gorro de lana, que llevaba por el frío que hacía en Japón.
Dejamos el aeropuerto en nuestro auto, algo extraño ya que creía que esté se había quedado en el estacionamiento de Tokio.-Los aviones pueden llevar autos, cariño. Una suerte en realidad. -Explicó mi padre mientras me miraba por el espejo retrovisor
Yo estaba pegaba contra el cristal de la ventanilla abrazada a mi estuche, incomoda por todos los bolsos y cajas que habían tomado control del resto de la parte trasera del auto. Estaba enojada por estar incómoda, por el viaje, con mis padres y por el imbécil que se le había ocurrido fundar Seattle. Estaba enojada con el mundo en general, era bastante tonta de niña.
Me divertí en silencio mirando el bosque que crecía al lado de la carretera. Jugaba a que mis dedos eran una persona y que corría a toda velocidad, esquivando ágilmente las señales de velocidad y los demás autos, muy infantil. Después me tire contra las cajas a mis espaldas y trate de usarlas de almohadas pero eran muy rígidas y supe que el cuello me iba a quedar como una piedra si llegaba a quédame dormida en esa posición, así que volví a la ventanilla. Tras usar mi aliento para poder dibujar cosas en el cristal de la ventana comenzó a sentir sueño hasta que finalmente que quede dormida, mientras mama y papa hablan de esas cosas que charlan los adultos que suelen importar poco cuando eres joven.
***
-Akiko ¡Akiko! Despierta. -Pidió la voz de mi padre
-Dejala, estaba durmiendo. -Respondió mi madre
Me desperté de inmediato, lo que también sentí inmediatamente fue un dolor en la espalda. Tenía la cara medio dormida y parte de mi cabello negro sobre mis ojos, y parecía que hubiera babeado la ventanilla cuando me quede dormida. Me acomode el pelo tras la oreja y se recline sobre mi asiento.
-Ya estoy despierta, ¿Qué sucede? -Consulté lo más amable que pude
-Estamos por llegar, en unas calles. -Advirtió mi padre sin ocultar su emoción
Un saludo, queridos lectores, que tengan lindo día. (Espero que la canción haya durado todo el capítulo.)
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Vigilantes de lo Anormal
FantasyAkiko Yamamoto se muda de Tokio para Seattle por el trabajo de sus padres. La niña está nerviosa por este gran cambio y cree que nunca podrá acostumbrarse a su nueva vida. Hasta que descubre fuerzas sobrenaturales y criaturas mágicas que cambiará su...