Capítulo 12

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notita: debo decir que este es uno de mis favs jajasjf<3



C A P I T U L O 

D O C E 



Adele se encontraba haciendo fila para pedir algo de la cafetería, mientras yo esperaba sentada en la mesa cuidando que nadie tomara nuestros lugares. Muchos de los estudiantes pasaban tan cerca de ahí, era como una piscina de personas y el ruido de todas las conversaciones mezcladas podía llegar a aturdir un poco.

Punto para la máquina expendedora.

Estaba tan distraída en mis pensamientos, hasta que un chico pasó por detrás de mí y accidentalmente golpeó mi cabeza con su codo, yo me moví de inmediato hacia delante, tocando la parte de mi cabeza que había quedado adolorida.

—¡Perdón! —exclamó y se encorvó un poco para acercarse. Era un chico de cabello corto y negro. No lo había visto antes.

—No, no te preocupes — respondí todavía sobando mi cabeza.

—Me siento culpable — sonrió con algo de nervios.

—No lo hagas, fue un accidente — forcé una sonrisa, tal vez por timidez.

—Bueno...— se sentó en la silla que se suponía, era para Adele. Yo empezaba a confundirme, nadie lo había invitado a sentarse ahí.

—Lo siento, de verdad— se quedó pensando unos momentos —, ¿segura que estás bien? — estiró su brazo intentando tocar mi cabeza, pero me moví evitando que lo hiciera.

—Sí, de verdad no pasa nada — expliqué.

—Bueno, voy a creerte —rio. Se quedó pensando unos instantes, yo no podía dejar de preguntarme por qué se quedaba, ¿por qué no sólo se iba y ya?

—Y bueno... ¿qué estás estudiando? Yo estoy en economía — sonrió.

—Diseño gráfico.

—Wow, eso es genial — asintió un par de veces con la cabeza y se mantuvo en silencio unos momentos. Busqué a mi amiga con la mirada y logré verla todavía formada, aun no lograba llegar hasta el mostrador.

Date prisa.

—Oye, no te había visto antes. ¿Qué dices si salimos de aquí? Hay mucha gente, podemos irnos y hablar afuera, ya sabes, aquí es complicado— sugirió, pero la verdad era que no me sentía muy cómoda con él porque no lo conocía y prefería esperar a Adele.

—No... — negué con la cabeza y fruncí los labios forzando una sonrisa.

—Ay, ¡vamos! — exclamó divertido y estiró su brazo hacia mi para que me pusiera de pie. Pero me quedé igual de inmóvil.

—Ese asiento ya estaba apartado para alguien, vendrá pronto y... —no

encontraba una buena manera de decirle indirectamente: ya vete de aquí.

—¿Me estás corriendo? — llevó sus manos a sus caderas sin dejar de sonreírme.

—Yo diría que lo está haciendo — escuché detrás de mí.

Llegaste en el momento perfecto.

—No creo que debas meterte en conversaciones ajenas — el pelinegro se dirigió a la persona con mucha seriedad.

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