Capítulo 5

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C A P I T U L O

C I N C O


MARGOT HOWELL

Dar clase no se me daba muy bien. Y menos con cierto profesor estricto. Uno de mis más grandes miedos y lo que más nervios me ocasionaba era que me hicieran preguntas y no saber responderlas, ¡frente al profesor Bill! Era tan capaz de enviarme a extras por no saber una sola respuesta.

Y aquí estaba, frente a toda la clase conectando una memoria USB a la computadora del salón para que todo el grupo pudiese ver mi presentación sobre uno de los temas que se me dificultaban un poco, pero que el maestro insistió en que era necesario hablar y lastimosamente en su elección al azar, mi nombre fue mencionado.

—Muy bien. Guardemos silencio para escuchar la clase de su compañera— el profesor alzó la voz. Pude ver en un rincón a cierto castaño riendo en voz baja al notar mis nervios. Apreté mis labios y le pedí al cielo que nadie me hiciera ninguna pregunta.

Mientras daba mi explicación, la cual había estado estudiando apenas unas horas atrás, mi corazón palpitaba un poco más rápido a causa del pánico a equivocarme. Sabía que no debería ponerme así por algo como esto, pero simplemente no podía evitarlo.

Veinte minutos me tomó explicar once diapositivas que tenían más imágenes que texto para ayudarme a recordar cada tema. Por suerte, había logrado escribir pequeñas tarjetas con palabras clave, el maestro no se molestó por eso.

Y al finalizar la clase, el profesor Bill parecía querer alargar mi sufrimiento.

—¿Preguntas? Vamos. Su compañera Margot sabrá responder.

El grupo se quedó en silencio mirándome.

—¿Brad? —lo llamó al verlo mirando hacia el suelo—. ¿Quedó claro?

Recé para que no intentara molestarme preguntándome algo. Para mi sorpresa, no fue así.

—Ha quedado muy claro. Creo que hablo por todos al decir que no hay ninguna duda, ella lo ha explicado bien— respondió.

Mentalmente, mi boca se había abierto a causa de la impresión. No lo hice para no verme ridícula, pero era cierto.

La hora de salida se llegó antes de lo esperado debido a que nuestra profesora de artes no pudo asistir, así que al salir del salón de clases busqué con mis ojos a Brad, todavía no le había agradecido que me hubiese salvado el pellejo en la clase del profesor Bill y por algún motivo, sentía la necesidad de hacerle saber que apreciaba eso.

—¡Simmons! —alcé la voz cuando lo vi alejándose.

Brad se detuvo y se giró hacia mí. Caminé entre la multitud de alumnos que inundaban los pasillos de la escuela.

—¿Qué? — preguntó seriamente como si le hubiese molestado un poco que lo llamara.

—Sólo quería decirte que, bueno, gracias.

—¿Por qué?

—Lo de Bill.

—Ah, claro. Meh, no importa— se quedó pensando un par de segundos—, realmente lo hice porque ya quería salir de ahí.

—Bueno...—dije con un poco de incomodidad. Parecía que ya no había nada que hablar, así que me di la vuelta lentamente para irme.

—Howell— me llamó.

Giré mi cabeza para encontrarme con su rostro y lo vi esperando una explicación del porqué me había llamado.

—Ven conmigo— asintió una vez con su cabeza—, aún tengo que darte una clase sobre buenos gustos musicales.

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