5- Otro día más aquí

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La primera persona en comentar cinco veces el emoji del lobo (🐺) le dedicaré el próximo capitulo...

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POV ZOE
18 años

Mi madre tejía una bonita trenza en mi pelo, estábamos tranquilas hasta que un hombre abrió la puerta con fuerza.

Ese hombre había vuelto a la habitación nuevamente. No me gustaba su presencia, solo venia para hacerle daño a mi mamá y a mí.

Sentí a mi madre envolverme en sus brazos a lo que yo hice lo mismo, siempre nos protegíamos del uno al otro.

-Salgan - ambos lo miramos -Les tengo limpiar y cocinar. ¡Rápido! - gritó haciendo que cierre los ojos.

-Vamos Zoe - mi madre susurró en mi oído a lo que yo asentí.

Ambas nos pusimos de pie y a paso lento salimos de la habitación.

Siempre nos podían deberes para hacer, limpiar, lavar, cocinar... Entre otras cosas más.

-Ven aquí - alguien me tomó del brazo de repente. Presté mi atención y me di cuenta de que era el mismo hombre de antes. -Para dónde crees que vas sin tu inyección - soltó con odio, después sentí una aguja inyectarse en mi brazo derecho.

Un dolor se instaló en el lugar y una picazón se sintió por todo mi brazo. Ya estaba acostumbrada a esto.

Siempre nos inyectaban un líquido raro para que no pudiéramos transformarnos en nuestra forma animal y que no pudiéramos escapar.

-¡Ya muévete zorra! - un empujón me hizo salir de mis pensamientos. Había caído al suelo por el impacto y me había hecho unos raspones en mis rodillas.

Me levanté del piso con pocas ganas, sintiendo el frío del suelo en mis pies.

-Zoe - mi nombre salió en un susurró de los labios de mi madre, quién caminaba hacia mí dirección con la mano izquierda tapando su brazo.

-Mamá - tomé su brazo para mirar, otra vez le habían lastimado el brazo.

-No te preocupes Zoe, no es tan grave - trató de calmarme.

Asentí levemente

Ella siempre decía que no le dolía ningún golpe de los que recibía, pero yo la veía llorar en las noches. Lloraba en silencio para que yo no me preocupará por ella.

-Caminen malditas - un empujón nos hizo caminar hacia delante.

Otro hombre que ya había visto bastante nos detuvo a la mitad del pasillo. Era el señor López.

-Esto es lo que vas a utilizar hoy Zoe - mi nombre lo dijo en un pequeño susurró.

Me tendió con sus manos un poco maltratadas y arrugadas una escoba, una cubeta y un trapeador.

Asentí con mi cabeza, no podía responderle porque los demás se darían cuenta de que hablamos.

El señor López siempre es bueno conmigo, en ocasiones me esconde en el closet de su habitación para que yo no tenga que recibir los castigos de la gente mala. A veces también nos consigue comida y agua para mi madre y para mí.

Él dijo que nos ayudará a escapar, pero que debía esperar el momento correcto para hacerlo porque si no nos pueden atrapar y asesinarlo por ayudar una de las prisioneras.

Luna PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora