2.Colores del Pasado

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Tras una velada amigable, Obito consiguió volver a su habitación, quizás con más sueño del que esperaba, por lo que al llegar, solo movió las sabanas y cayó cual tronco sobre el colchón, esperaba dormir lo habitual, no más allá de tres horas, pero al momento de abrir los ojos y fijarse en el reloj electrónico al lado del buró, dio en cuenta que durmió hasta las nueve en punto.

Durmió seis horas, no tres.

Le sorprendía, pero no solo el hecho de que había dormido de más, sino que a pesar de todo el tiempo que había pasado con el cuerpo inerte y los ojos cerrados, no fue capaz de descansar ni un solo poco, la espalda le seguía doliendo y una vez más amanecía con dolores de cabeza, no era resaca, el no tomaba, y tampoco era como que anoche hubiera habido una sola gota de alcohol presente, por ello ahora solo debía preocuparse por conseguir un fármaco que le ayudara a aliviar su malestar.

Por ello, se puso de pie y de una maleta de aspecto deportivo sacó un par de pantuflas de conejito rosas. No se necesitaban explicaciones, simplemente eran cómodas, y un ultimo regalo de aniversario.

Se quitó aquel suéter de mangas largas y cuello de tortuga, prosiguió a colocarse una bata de dormir azul y la ató por enfrente, para después dar una mirada rápida a las esquinas, no había cámaras.

Privacidad.

Por ello se deshizo de la mascara mientras caminaba hasta el baño privado, donde se abrió el grifo del lavabo, para llevar agua helada a su rostro con ayuda de sus manos, lavando su cara, limpiando sus ojos, espabilándose.

Elevó la mirada al espejo, se observó, no lucia mal para si mismo.

Regreso sobre sus propios pasos y se inclinó de nuevo sobre el equipaje para sacar una crema para el rostro, la cual abrió, sacando un poco con dos de sus dedos, colocándose el producto en la palma de una mano para luego cerrar el frasco y dejarlo sobre su ahora peinador, pasando a esparcir por el rostro con ayuda de sus manos.

Una vez acabo, se dio una ultima mirada y salió fuera del cuarto, cerrando la puerta tras de si, y caminó por los pasillos hasta llegar a donde el día anterior le habían indicado que era el comedor, esperaba encontrar algo con lo cual alimentarse.

Tras adentrarse en el comedor, destacó una mesa de forma rectangular con sillas alrededor, de las cuales algunas yacían todavía ocupadas, con platos ya vacíos indicando que alguien ya había comido en dicho lugar, otros a medias y algunos  recién servidos, como el de Hidan que a penas estaba dejando su plato sobre la mesa.

—Buenos días Tobi— saludó la única fémina del grupo,  con una pequeña sonrisa

—Buenos días Konan sempai— saludó, tomando uno de los platos de las encimaras pegadas a la pared, pasando a servirse de los distintos alimentos que habían en el centro de la mesa.

—¿Como estuvo tu primera noche?— cuestionó Kisame mientras le observaba servirse

—Tobi durmió mucho Kisame sempai, gracias por preguntar— y una vez más debía hablar como idiota, y es que aunque sabía lo estúpido que se veía y que sonaba como imbécil, ese papel lograba entretenerle.

—Anoche Deidara no llegó a cenar ni tampoco bajó hoy al almuerzo— comentó Pain mientras parecía revisar una serie de documentos. De igual forma, Obito no entendía de que forma eso tenía que ver con él. —Me estaba preguntando si sabías algo.

Pero detrás de la anaranjada mascara, solo había una mueca de duda, porque, en que sentido el podría saber algo el respecto si recién había llegado y el mencionado ya había mostrado una clara apatía por él.

—Es por el deceso de Sasori— argumentó Konan sin necesidad de que el protagonista separara los labios ni un centímetro.

—No entiendo por qué se pone así, a Kakuzu a cada rato se le mueren los compañeros— comentó Hidan llevándose un trozo de carne a la boca, mientras dejaba caer sus pies sobre la mesa.

Stitches 𖣐 TobideiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora