Stitches 𖣐 Tobidei

4. Flor de Cerezo

Tras su encuentro con Itachi, fue cuestión de tiempo para que Zetsu ahora si le diera la información que tanto deseaba encontrar el rubio, datos, apariencia, gente cercana e incluso sugerencias para el acto que el rubio no tardó en aceptar y ejecutar.

Sin embargo, ahora Deidara entendía esa misión autoasignada como una oportunidad de quitarle la mascara a Tobi, y si podía literalmente, por ello, después de que pasaran dos días y el festival de la llegada de la primavera iniciara en la aldea de la hoja, fue que el dúo se encontró volando sobre una ave de arcilla.

-Es que Tobi le teme a las alturas sempai-se quejó el mayor, aferrado al material del que estaba hecha aquella figura, y eso no era una de las mentiras que Obito podría soltar, le tenia pavor a las alturas tanto dentro como fuera del personaje de Tobi.

-No lo puedo creer...-soltó el menor, sentado sobre ella sin mostrar ningún temor, con el cabello ondeándole como si estuviera manteniendo algún complejo de dios, y es que la iluminación de la media tarde lograba resaltar los rasgos del rostro del Kamiruzu, un perfil casi angelical, labios rosados y ojos brillantes, la luz, de una u otra forma, daba a notar el atractivo del joven.

-No vas a caer, no si no estas cerca de la orilla...-y mirando de reojo, observando como el enmascarado parecía relajarse y liberar su agarre del blanco material, dio la silenciosa orden a su ave de girar, le obligó a aferrarse de una de las alas, sin reprimir un grito ante el horror de caer, logrando sacarle sonoras carcajadas al adolescente.

Sin embargo, su truco no había funcionado, pensaba que asustando al enmascarado podía volver a escuchar esa voz, sin embargo no fue así y el grito fue chillón, por ello, podía entender que era un gran actor, uno muy bueno, porque el mismo adolescente era conocedor de que no era producto de su imaginación.

-¡Sempai no juegue así con Tobi!-exigió Obito, y es que si no tuviera el corazón en la garganta posiblemente aquella voz normal y en definitiva mucho más gruesa hubiera salido a relucir, pero no ocurrió, simplemente colocó la mano sobre su pecho y busco tranquilizar su respiración.

La risa de Deidara desapareció y únicamente quedó el rastro de una sonrisa y una mirada fija al anaranjado horizonte, dejando salir un suspiro, accediendo a levantarse, como queriendo admirar lo que el viaje tenía para ofrecerle, dejando que el viento tirara para atrás tanto su cabello como la bata, metiendo las manos en sus bolsillos, únicamente para tener más estilo.

-Dijiste que querías ser mi amigo ¿cierto?-le recordó al pelinegro sin girarse a el, únicamente ofreciéndole su espalda, un día antes de que emprendieran este viaje, Obito entendía que debía tener aliados en esa organización, por ello, pensó que su compañero, o sea el más joven de todo el grupo, era la mejor opción

-Si, y por eso no debe intentar asesinar a Tobi, ¿Pero a qué viene eso sempai?-inquirió dejando reposar la mano, que anteriormente estuvo en su pecho, a un costado de su estomago

-Los amigos se cuentan cosas-soltó, y es que el Uchiha ya se las estaba ideando para crear un pretexto convincente y no quitarse aquella retorcida máscara-¿Por qué estas en Akatsuki?-y un alivio le recorrió la mente como un balde de agua fría.

-Ya le dije, Tobi perdió a alguien-y no pensaba decir más

-Este lugar no es para dar terapia, y no hablo de "Tobi", hablo de ti, quien se que seas-entonces le miró por sobre el hombro, dejando que aquella lentilla metálica fabricada por el mismo quedara al descubierto

-Tobi no sabe de que habla sempai- mintió, claro que sabía, el mismo día que Deidara le había escuchado Zetsu le dio un regaño a Obito por seguir siendo tan imprudente como lo era desde pequeño, y le advirtió sobre ese hecho, sobre que ya había tenido su primera metida de pata y ahora debería averiguar como quitarse al rubio de encima.