Soy Aquella Niña |Diego Laínez|

Capítulo 2

―Estoy a punto de...―dijo Rodrigo mirando a Edgar que era su turno de tirar, si metía la bola ellos ganaban, tiro pero no logro meterla―...perder―dijo mientras bajaba sus brazos resignado―Te reto solo a ti Lujan―dijo mientras me señalaba con el taco

―Acepto―dije mirándolo retadoramente

―Yo los reto a ustedes dos contra nosotros dos―miramos hacia la derecha, Diego estaba mirándonos sonriente mientras sostenía su taco tomando una pose muy sexy, sonreí pícaramente

― ¿Qué dices Frida?―me pregunto Rodrigo, mire a Diego que me miraba coquetamente

―No lo sé...―dije con tono de duda pero al mismo tiempo divertida

― ¿Miedo?―dijo Diego con tono retador, no debería retarme a mí me encantaban los retos

― ¿De ti?―el asintió, solté una risa―no le tengo miedo ni a las autoridades―dije sonriente―aceptamos―mire hacia Rodrigo el hizo un movimiento gracioso

―Vaya que lo dejaste encantado amiga―dijo Amelia que se acercó a mí―es mi oportunidad para conquistar a Haret―dijo emocionada provocando que riera

Caminamos hacia la mesa de billar donde se encontraban Diego y Haret, el chico nos miró regalándonos una sonrisa amigable

―Frida ¿cierto?―me señalo el chico a lo cual asentí―Diego me comento que se conocen de años...―mire a Diego fijamente, el miraba a su amigo con cara de "cierra la boca"―... ¿amigos?―asentí, él sonrió y miro hacia mi amiga―y está linda chica ¿Cómo se llama?―Amelia me pego con su codo indicándome que se estaba emocionando

―Amelia―dijo mientras extendía su mano el chico la tomo dándole un beso en la mano, Amelia se puso toda colorada a lo cual solté una risa baja, mire hacia Diego que seguía mirándome fijamente mordiendo su labio solté una risa sarcástica, que curioso antes no me miraba así es más ni me dedicaba una mirada, pero ahora no me despegaba la mirada

―Bueno chicos, empiezan ustedes―dije mientras golpeaba la espalda de mi amigo

Diego acomodo las pelotas de billar su amigo tomo el taco, en cuanto Diego saco la base su amigo tiro la bola blanca provocando que una pelota de color completamente roja entrara a un hoyo de la mesa, mire hacia Rodrigo el cual me miro sorprendido negué tratando de decirle que no era nada, Diego no me despegaba la mirada podía decir que casi casi me estaba quitando la ropa con la simple mirada, esto me dio una gran idea, jugaría el juego que estaba pretendiendo con sus miradas claramente después de esto no nos volveríamos a ver.

―Su turno―dijo su amigo, mire a Rodrigo el me indico con la cabeza que yo iniciara, rodé la mesa hasta llegar a la bola blanca que curiosamente estaba frente a Diego, lo mire coquetamente para después tomar la posición para pegarle a la bola blanca dándole una linda vista de mi trasero, mire hacia la bola verde con franjas blancas, le pegue a la bola blanca logrando pegarle a la verde metiéndola a un hoyo de la mesa, mire a Rodrigo el empezó a aplaudir, me enderece para después girarme y encontrarme muy de cerca a Diego el cual me miraba fijamente

―No puedo creer que tú seas la pequeña Frida―dijo recorriendo todo mi cuerpo con la mirada―te pusiste...―no deje que terminara de hablar

― ¿Más buena? ¿Más hermosa?―pregunte irónicamente, el me miro directamente a los ojos― ¿Qué? ¿Ahora si te gusto?―lo mire coquetamente

―Acaso está mal que me gustes―dijo acercándose aún más a mi sintiendo su respiración muy cerca de la mía―Que hermosos ojos tienes―dijo acariciando mi mejilla, solté una risa ante su comentario

― ¿Apenas lo notas? Siempre eh tenido estos ojos―dije para después acercarme más a él estando a centímetros de sus labios―con permiso―susurre para después alejarme de él y caminar hacia Rodrigo que estaba tirando justo ahora, mire hacia Diego que me miraba pícaramente para después soltar una risa y suspirar mientras se recargaba en su taco sin dejar de mirarme, solté una risa, esto me estaba gustando obviamente no dejaría que me besara, vaya estúpido que era solo le atraía porque había cambiado físicamente, tener el cuerpo que tengo ahora me costó días de ejercicio y buena alimentación además que tuve que aceptarme tal y cual era ya que había cosas que seguían sin gustarme aun y cuando ya estaba más delgada pero en cuanto aprendí a aceptarme todo cambio en mí, íbamos empate en cuanto al juego era turno de ellos