🍼Capítulo 27🍼

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El sonido de un lápiz cayendo al suelo hizo que Jimin saliera de sus pensamientos, mirando en dirección al sonido provocado, observando como el crayón rodaba hasta detenerse en la patita del mueble

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El sonido de un lápiz cayendo al suelo hizo que Jimin saliera de sus pensamientos, mirando en dirección al sonido provocado, observando como el crayón rodaba hasta detenerse en la patita del mueble. Sin más se levanta de su lugar para ir a recogerlo y nuevamente volver a su asiento, soltando un pequeño bufido ante el cansancio de estar cuatro horas sentado mirando su cuaderno.
Para él era frustrante no poder comprender las Matemáticas y aún más si no contaba con alguna ayuda, sus padres no estaban en casa y aunque lo estuvieran era muy probable que ninguno le dirigiera ni la mirada o tal vez sí pero nada más para decirle "no tengo tiempo" o "estoy ocupado".

—¿Por qué ponen muchos números a una. Suma? Pero lo más importante ¿por qué le dejan esto a niños chiquitos? — Se queja, arrugando ligeramente su menton, mirando otra vez las operaciones en su cuadernillo — ¡No le entiendo! —lloriquea, pero se calla al escuchar el cerrojo de la puerta siendo abierta, mirando a su Madre entrar con unas bolsas.

La azabache se dirige a la cocina para dejar las bolsas en la mesa y así poder sacar los productos que contienen, ignorando por completo la presencia de su hijo.

—Mami — Jimin le llama—  Fuiste de compras sin mi — forma un lindo puchero en sus labios  — Me gusta ir contigo y con papá.

—Solo fui por algunas cosas necesarias Jimin, no compre mucho en realidad —contesta sin más, terminado de sacar y acomodar los alimentos en su lugar.

—¿Tan necesarias como mi lechita? —pregunta con una sonrisa en sus labios, mirando a su madre caminar de un lugar a otro.

—Se me ha olvidado —dijo sin preocupaciones, guardando las bolsas en una cajón.

—Oh, no te preocupes mami. Para la siguiente ocasión y yo iré contigo para acompañarte — abraza a la Oji-azul, recibiendo solo pequeñas palmaditas en su espalda para luego ser apartado.

¿Hasta cuándo dejarás de alejarme de tu lado? —Pensó Jimin con la miraba abajo, pero la levanto y con una sonrisa llena de esperanza pregunto —Mami, ¿Me puedes ayudar con mi tarea? Son Matemáticas y no le entiendoo~— alargo la última palabra.

—No puedo Jimin, estoy muy cansada dile a tu padre cuando regrese — fueron las únicas palabras de la Oji-azul antes de desaparecer de la sala.

—Pero — mira hacía la puerta — Papi no llegará...— murmura en voz baja.

Tres días los cuales Adrien no había llegado a dormir a la casa. Algo que no parecía darle importancia a Marinette pero si al pequeño rubio, quien esperaba sentado en el sillón a su padre, desvelandoce.

Los labios rosaditos de Jimin sueltan un suspiro cargado de tristeza, se dispone a volver a su asiento y perderse entre los feos números, hasta que llegará su padre.




[...]



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