Capítulo 35: Girl Crush ft. She Gets The Flowers

1K 53 414
                                    

I want to taste her lips, yeah, 'cause they taste like you. I want to drown myself in a bottle of her perfume.

But she gets the flowers, right? The posts made about her, a love that is perfect, a love I deserved, yeah, a love that I gave.

I want her long brown hair, I want her magic touch. Yeah, 'cause maybe then, you'd want me just as much.

I got excuses, and you got to use this. Leave me in the dust, with nothing and just walked away.

I got a girl crush. 

And she gets the flowers, right?


Harry había pasado los últimos días aplastado por numerosas cobijas que lo refundían en el sofá principal de la casa de Ed, con los ojos hinchados por tanto llorar y una sudadera de Louis abrazada a su pecho, negándose a meterla a la lavadora para que perdiera su aroma. Su amigo tuvo que esconderle las botellas de alcohol después de que, en su segunda noche ahí, se embriagó hasta vomitar; y ante la desesperación de haber perdido el elixir, el rizado optó por comprar varios botes individuales de helado con los que atosigó la nevera. 

Con el teléfono pegado a la oreja y el cuerpo varado a cierta distancia de la sala, Ed observaba con preocupación al ojiverde que introducía en su boca insanas cantidades de helado mientras berreaba frente al televisor, sentado con el cuerpo envuelto cual oruga entre franelas. 

—No te voy a mentir—le dijo a Louis, quien se encontraba al otro lado de la línea—, no lo está llevando nada bien.

—Pero en términos de salud, no ha tenido complicaciones, ¿verdad?—insistió, fallando en su intento de no denotarse compungido.

—No ha tenido ataques de asma y me aseguro de que su inhalador esté recargado, así que puedes estar tranquilo en ese ámbito—lo escuchó suspirar de alivio.

—¿Y está comiendo bien?

—No mucho, la verdad..., no se termina los platos y sólo quiere devorar helado. Sin azúcar, por cierto.

—Mi Hazza...—murmuró.

—De todas maneras intento darle comida sana en pocas cantidades para que vaya a su ritmo, pero no se desnutra en el proceso. 

—Gracias, hombre..., por todo lo que haces...—se sinceró Louis—. Nunca voy a poder pagártelo.

—Ni lo menciones, no es nada—restó importancia, esbozando una pequeña sonrisa.

—Lo es todo..., él lo es todo para mí, el hecho de que estés poniendo tanto empeño en cuidarlo..., no tienes una idea de cuánto lo aprecio.

—Sí lo sé, Louis, lo sé...—repuso, asintiendo su empatía—. Y también sé que lo que pase entre ustedes no es de mi incumbencia y que no debo opinar sobre vidas ajenas, pero...alguien tiene que decir esto.

Ed interpretó el silencio como permisivo, así que continuó.

—Lo que sea que esté pasando, él merece saberlo. Deja de predecir teorías sobre cómo reaccionará o cómo se sentirá hacia ti después, sólo hazlo y enfréntenlo juntos, como el equipo que son.

—Comprendo que me aconsejas con la mejor voluntad, y también lo agradezco..., pero no lo entiendes—Louis declinó con frustración disfrazada de amabilidad—. No puedo. De verdad, no puedo.

—Échale valor, por supuesto que-

—No. Ed, escucha—lo cortó—. Literalmente, no puedo.

—¿Literalmente...?—frunció el ceño, dándose la vuelta para alejarse de la sala hasta un punto en el que sería cien por ciento seguro que Harry no podría escuchar. Mientras caminaba, aunque fue por poco tiempo, cayó en una sospecha y sus ojos se abrieron enormemente—. ¿Estás hablando de términos de confidencialidad?—susurró.

When green and blue collideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora