“Había una vez, en un reino muy, muy lejano, una dulce princesa que vagaba por los pasillos del gran castillo que la mantenía prisionera, lo cuál no le molestaba en mayoría, desde que había llegado a ese horrible lugar, estuvo metida siempre en sus pensamientos, cumpliendo los requisitos de los reyes.
Por más que se mantenía con la frente en alto, en el interior se sentía vulnerable, débil, incapaz de hacer algo.
O eso creyó hasta que esa dule princesa conoció a su caballero de blanca armadura, pero con el mínimo cambio que no era un chico, ni tenía armadura, más bien, se trataba de una joven de otro reino que tacharon de revoltosa.
Estas al principio no se mantenían ni la mirada por lo menos dos segundos, sus actitudes contradecían a la otra, una débil princesa con mente fuerte y una fuerte caballero con una mente corrompible.
El rey se sentía mal por la mala relación que llevaban ambas jóvenes, mientras que la reina trataba lo posible por hacer que ambas interactúen.
Pensando y pensando, una idea llegó como si nada a la cabeza del rey rubio. Eso era, decidió entrenarlas, las ayudaría.
Así fue como su decisión cambió el pensar de las princesas hacia la contraria, siendo esto en pocas semanas.
La princesa más joven se mantenía distante por miedo al rechazo y la princesa más grande se mantenía distante por miedo a la ignorancia.
Ambas resultaron ser tal para cuál, con algunos altibajos, claro, pero eso no cambiaba su relación, eran como hermanas por más que tengan diferencias físicas.
Los reyes se encontraban maravillados, esas noches de cena en silencio se volvieron cenas alegres llenas de bromas y sonrisas que daban los presentes
Todas esas clases incómodas se volvieron la mejor hora
A la hora de dormir, no decidieron mejor idea que hacer pijamadas entre ambas para divertirse, hasta algunas veces invitaban a la reina que también se divertía por la presencia de ambas princesas.
Los reyes decidieron presentar formalmente a sus hijos, los cuáles se encontraban en un internado para sus estudios.
A la edad de 12 y 11 años conocieron a los príncipes, ambos gemelos, cabello castaño como la madre, sólo que el más mayor tenía mechones rosas naturales.
Al principio ambas princesas no estaban contentas con sus invitados, no se habían acostumbrado nunca a personas de afuera a excepción de amigos de los reyes.
Las semanas pasaron, empezaron a conocerse los cuatro jóvenes, la princesa menor sentía una leve atracción hacia el mayor de los príncipes, pero no quiso abrirse por lo ya obvio, miedo al rechazo del mayor.
Esto, su mejor amiga lo sabía, le parecía divertido ver a la menor sonrojarse levemente cuando el príncipe le dirigía la palabra con un tono suave.
El príncipe no era alguien que busque pelea, una persona pasiva y dulce como la princesa.
Habían pasado años, tanto la princesa como el príncipe se volvían más unidos, obvio sin dejar de lado a sus hermanos. Su amistad florecía a medida el tiempo se hacía más largo.
El príncipe experimentó un apego emocional a la princesa, ambos de sentían conectados pero un fatídico día arruinó sus vidas por siempre.
Esa mañana, habían llegado los reyes Ælinos, padres de la princesa más joven, quienes venían a buscar a ambas princesas para llevárselas al reino luego de que estas hubieran entrenado y estudiado. Lo suficiente para volverse unas señoritas hechas y derechas.
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A Medio Corazón [Technoblade x OC]
Fanfiction-Cabe recalcar que esta historia será con un OC pero, les dejaré una "__" al principio del nombre por si quieren poner el suyo. También debo advertir que habrán escenas subidas de tono. pero, habrán advertencia para cuando comiencen o serán un capít...