WANG SERI

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WANG SERI...

Camino por la casa hasta el estudio de mi padre ya que debo hablar con él. Comienzo a sentirme nerviosa ya que los días desde que volví ha pasado muy rápido y la cuenta atrás de los cien días cada vez se acerca más a cero. Aún recuerdo el ataque el Karaoke y la forma en la que mi padre me alejo de corea.
El tiempo que estuve en Rusia me esforcé al máximo durante mi entrenamiento deseando volver a corea antes de que se cumpliera el año que los Rivera estarían en corea y lo logré. Durante los meses que estuve en la academia Backer, solo pensaba en él y es como no hacerlo si me deslumbro desde que lo vi por primera vez. Santiago Rivera, ese chico que hace que mi pulso se acelere con su sola presencia, que sienta la necesidad de tenerlo cerca, pero como no hacerlo si a su edad posee un cuerpo de dios nórdico igual que su hermano a pesar de que un son unos adolescentes.
Al llegar al estudio de mi padre noto que fuera de este hay cuatro hombres que no conozco, pero los paso entrando al estudio viendo que mi padre se encuentra con On Yang Mao jefe de las triadas chinas.
- Hija – dice mi padre poniéndose de pie mientras me acerco a él observando al hombre frente a mi padre. – mi hija Wang Seri – me presenta señalando al hombre y un chico junto a él.
- Gusto en conocerlo señor On – digo haciendo una leve referencia.
- Es muy hermosa – dice él observándome y luego al chico junto – mi hijo On Jing – el chico se pone de pie haciendo una reverencia al igual que yo.
- ¿tu hermano?
- Con los Rivera en el gimnasio – respondo observando a mi padre que me abraza por los hombros.
- Porque no llevas a Jing con los chicos mientras hablo con el señor On – asiento con la cabeza antes de comenzar a la puerta con Jing siguiéndome.
Al salir del estudio caminamos en silencio hasta que Jing se detiene observando una fotografía mía que hay en el pasillo por el que vamos pasando.

- Eres muy hermosa – dice observando el retrato

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- Eres muy hermosa – dice observando el retrato.
- ¿Gracias? – pregunto a lo que él sonríe – supongo
- ¿sabes por qué estamos aquí? – niego con la cabeza mientras atravesamos el jardín – están arreglando nuestro matrimonio – me detengo perpleja observándolo.
- ¿Qué?
- Por eso estamos aquí – responde reanudando el paso, pero yo lo tomo del brazo deteniéndolo.
- No quiero casarme contigo – respondo mirándolo a los ojos a lo que él sonríe.
- ¿tan feo soy? – pregunta divertido haciéndome reír. Lo observo y debo reconocer que muy atractivo, debe tener más o menos mi edad, pero no se compara al hermoso dios nórdico que es Santiago.

- Me gusta otro chico – respondo comenzando a caminar hasta el gimnasio observando a mi hermano con los Rivera haciendo flexiones

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- Me gusta otro chico – respondo comenzando a caminar hasta el gimnasio observando a mi hermano con los Rivera haciendo flexiones. – chicos – los llamo a lo que ellos me dan su atención, Jing y yo nos acercamos – les presento a On Jing. – lo presento observando a Santiago guiñándole un ojo – mi hermano Baek – señalo a mi mellizo presentándolos – Sebastián y Santiago Rivera.
- ¿Rivera? ¿hijos de Raúl Rivera?
- Si – responde Sebastián.
- ¿Qué les parece si vamos por un poco de soju? – pregunto a lo que ellos asienten con la cabeza.
- Danos cinco minutos – dice mi hermano a lo que asiento con la cabeza – los vemos en la entrada.
- ¿auto o moto?
- Auto – responden todos a unísono.
Caminamos por la casa junto a Jing aun sin poderme creer lo que me dijo, al llegar a la entrada lo llevo al garaje para elegir los autos.
- ¿Te han entrenado? – pregunta mientras entramos al garaje.
- Desde niña – respondo deteniéndome frente a mi Lamborghini de color blanco sentándome en el capo. – hace poco estuve unos meses en Moscú. - él me regala una radiante sonrisa.
- Tendré una esposa fuerte – responde haciéndome reír a carcajadas al tiempo que llegan los demás, nos volvemos a verlos notando como Santiago frunce el ceño.
Rápidamente elegimos los autos, mi hermano elige un Ferrari rojo y los hermanos Rivera un Lamborghini negro. Nos subimos a los autos, pero al ver a Santiago un poco molesto, por lo que decido irme con mi hermano.
- ¿sabías el motivo de la visita de los On? – pregunto cuando nos ponemos en marcha a lo que él se vuelve a verme negando con la cabeza. – en este momento papá está arreglando mi matrimonio con Jing.
- Sabes que eso es completamente normal – responde él a lo que yo asiento suspirando.
Al llegar al lugar aparcamos los autos bajándonos de estos caminando al interior eligiendo una mesa junto a la ventana, me siento junto a Santiago que sonríe observándome y yo a él. Rápidamente hacemos nuestro pedido comenzando hablar de trivialidades. Cuando nos traen lo que pedimos comenzamos a beber riéndonos de todo, como también pedimos carne la asamos mientras hablamos de tontería. Después de un rato me vuelvo a ver a Santiago antes de tomar su mano bajo la mesa.

- ¿Cuánto tiempo van a quedarse? – pregunta Sebastián mientras siento la mano de Santiago acariciar la mía

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- ¿Cuánto tiempo van a quedarse? – pregunta Sebastián mientras siento la mano de Santiago acariciar la mía. – podríamos ir mañana la isla Jejo.
- Seria genial – dice mi hermano observándome a lo que yo asiento con la cabeza.
Nos quedamos un rato más antes de volver a casa donde le informamos a mi padre que al día siguiente iremos a la isla Jeju. Cuando todos se van me quedo con mi padre observándolo fijamente.
- Papá – comienzo a decir, pero él niega con la cabeza.
- Cuando vuelvan del viaje hablaremos de la visita de los On – responde lo que hace que sienta una opresión en el pecho.
- Es cierto ¿entonces? 

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