ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ᴛʀᴇs

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"¿En serio vas a dejar que ese Alfa entre a tu casa?".

Gun le miraba con el ceño fruncido, intentado parecer serio, pero la boca llena de sándwich de atún y las comisuras manchadas de mayonesa no le eran de ayuda.

"Traga antes de hablar, burro". Se quejó Win limpiando con la manga de su camisa los restos de pan que su amigo le había escupido a la cara.

Gun tragó y se limpió la boca.

"En serio, Winnie. No me gusta, no me gusta nada. Bright da miedo, se comporta como si odiara todo lo que le rodea".

"¿Qué es lo peor que podría pasar? Solo vamos a hacer un trabajo juntos".

"¿¡Que qué es lo peor que podría pasar!? Rubio, si aparecer en primera plana en los periódicos locales como "Chico descuartizado por psicópata homicida", no me vengas llorando, porque yo ya te lo habré advertido".

"¿Cómo se supone que iba a ir llorando si estoy...? Mira, déjalo. Estás siendo exagerado, además, Bright nunca ha hecho nada para que pienses así de él a parte de ser tremendamente serio. ¿Alguna vez has hablado con él? Yo el otro día lo hice y sigo vivo. No seas prejuicioso, Gun".

"Bueno, bueno, pero, si mueres, me quedaré con tu play".

Win rió y negó con la cabeza.

"No tienes remedio".

En realidad, Win mentiría si dijera que no estaba nervioso y, quizá, un pelín asustado. No había visto al Alfa en todo el día, pero habían acordado verse aquella tarde en casa del Omega para comenzar el trabajo. Afortunadamente, el día anterior habían compartido números de teléfono y Win podía simplemente mandarle un mensaje con la ubicación.

Metawin:

P', no ha venido hoy a clases, ¿Sigue en pie lo de esta tarde?

Metawin:

Le mando la dirección de mi casa por si acaso :3

Metawin ha enviado una ubicación.

Bright:

Ok

Win frunció el ceño ante tan escueta respuesta, pero no le dio demasiada importancia. Si tan solo hubiera sabido que, si Bright no había aparecido por el instituto aquel día, era porque estaba demasiado nervioso por verse con él después de clases.

Eran las cinco y doce minutos exactas, dos minutos tarde de la hora acordada. Bright maldijo internamente, quizá ese día debería haber hecho una excepción y dejado que el chófer lo llevara. Había perdido el bus y tuvo que correr desde su casa hasta la del Omega en la otra punta de la ciudad. Y no había nada que Bright Chiva-aree odiara más que correr. Llegó a casa de Win jadeante y sin respiración, aunque no sabía muy bien si era a causa de la carrera o de su nerviosismo por encontrarse con el menor.

Metawin vivía en una casa modesta, muy pequeña si la comprábamos con la enorme mansión de Bright, pero tremendamente acogedora. Contaba con dos pisos de fachada blanca y un porche de madera pintada de celeste, con la barandilla adornada por maceteros de geranios de color rojo intenso. Bright se acercó, las manos temblando y el pulso acelerado, esta vez sí estaba seguro de que la carrera no tenía nada que ver con sus reacciones. La madera del porche crujió bajó sus robustas botas militares, estuvo unos minutos de más observando la desconchada pintura del banco columpio del porche antes de atreverse por fin a pulsar el timbre. Pasaron un par de minutos en los que Bright se planteó volver a salir corriendo antes de que se escuchara un estruendo tras la puerta y el sonido de pasos acercándose le indicara que ya no había marcha atrás.

ɪɴᴛᴏᴄᴀʙʟᴇ |ʙʀɪɢʜᴛᴡɪɴ| ᴀᴅᴀᴘᴛᴀᴄɪᴏɴ ✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora