Aquella semana había sido un torbellino de emociones satisfactorias, una marea de felicidad que se agitaba en su estómago. Estaba saliendo con Win, su pequeño y dulce Omega le quería. Contrario a lo que siempre había creído, la gente no había dejado de lado al menor, simplemente, habían ido acostumbrándose a su propia presencia. Caminaban tomados de la mano como cualquier pareja, solo que ellos habían llegado al punto de ser inseparables. Todo el mundo se había acostumbrado a ver junta a la feliz pareja; ahí donde Win fuera, estaría Bright. Él aprovechaba cualquier ocasión para probar los labios de Win, no importaba el momento y el lugar. Y Win no parecía estar precisamente molesto por ello. Los besos de Bright eran adictivos, sus labios eran finos y suevaes, y su boca posesiva y cariñosa. A veces, a penas eran un roce de labios, como un susurro que expresaba sin palabras todo lo que sentían. Otras, eran besos apasionados, donde sus lenguas jugaban un papel primordial, besos arrasan tes que los dejaban jadeantes, ávidos de seguir probando y seguir explorando en la boca del otro. Aquellos besos eran gritos al aire de lo mucho que se querían.
Estaban plenamente enamorados pero, aún así, Bright no había marcado aún a Win como su pareja. Esa decisión no la tomaría hasta un par de días después.
Los Omegas en celo nunca se cambiaban junto al resto de sus compañeros Alfas y Betas. Habían estrictas políticas contra la segregación de clases, pero meter a un Omega en celo en un vestuario de Alfas sobre-estimulados por el ejercicio, era prácticamente un suicidio, no importaba lo mucho que los supresores ayudaran a camuflar el olor (que, en el caso de Win, no era mucho). Bright seguía ignorando en gran parte a sus compañeros de clase, por eso, no fue hasta ese momento que no prestó atención al joven Alfa que había llegado nuevo aquella mañana. Se podría decir que era realmente apuesto, con marcados rasgos masculinos. Desde que había llegado, todos los Omegas suspiraban por él y por sus seductora sonrisa torcida, por sus suaves cabellos negros. Parecía un Alfa poderoso. Luke era su nombre, si Bright mal no lo recordaba.
"¿Qué tal tu primer día?". Preguntó Tay, palmeando amistosamente la espalda robusta del recién llegado.
El chico sonrió, parecía una persona amistosa, con facilidad para relacionarse. Bright sintió arcadas.
"Genial".
"¿Has visto algo que te interese?". Preguntó Joss, moviendo las cejas sugerentemente, dando a entender que no se refería precisamente a alguna asignatura.
Los tres chicos rieron en camaradería.
"Bueno... Puede ser".
"¿Y bien? ¿Quien es la o el afortunado?".
Luke sonrió misteriosamente.
"No sé su nombre, pero es el Omega más bonito que alguna vez he visto".
El Alfa parecía verdaderamente ilusionado.
"Esta mañana me ha sonreído y... ¡Dios, parece un ángel! Creo que está en celo, su olor es jodidamente dulce".
"Wow, parece que ese chico te ha dado fuerte, ¿Cómo es? A lo mejor nosotros lo conocemos".
"Pues... Es pequeño, muy bajito, pero su cuerpo es como... Buf. Tiene las mejillas grandes y los labios más besables de toda la historia de los labios besables, y su pelo rubio y ondulado, parece tan suave que...".
Joss y Tay contuvieron la respiración, sabían perfectamente de quién estaba hablando su nuevo amigo.
"¿M-Metawin Opas-iamkajorn?". Preguntó Tay, sintiendo el miedo crecer en su interior.
"¡Sí, es él! ¿Creen que le gustaría ser mi Omega?".
"Lo dudo mucho".
Una fría voz a sus espaldas tensó por completo el cuerpo de Tay y Joss, que se miraron como su algún tipo de bestia despiadada estuviera acechando detrás de ellos. No estaban muy equivocados. Luke miró al recién llegado, no se veía especialmente contento. Cuando sus ojos negros como la noche se clavaron en él, gélidos cómo un cuchillo de hielo, Luke sintió un escalofrío recorrerle la columna vertebral. Aún así, él no se dejaba achicar fácilmente. Cuadró los hombros y miró al mayor desafiante.
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ɪɴᴛᴏᴄᴀʙʟᴇ |ʙʀɪɢʜᴛᴡɪɴ| ᴀᴅᴀᴘᴛᴀᴄɪᴏɴ ✨
Fiksi PenggemarTrɑs meses de silenciosɑ observɑción, ¡Llegó lɑ horɑ de pɑsɑr ɑ lɑ ɑcción! Bright es el ɑlfɑ mάs temido y respetɑdo en todo el instituto, pero no hɑ podido evitɑr cɑer por el dulce Omegɑ de cɑbello rubio y mejillɑs regordetɑs. ¿Serά cɑpɑz de dɑr u...