ᴇsᴘᴇᴄɪᴀʟ ɪɪɪ: ғᴀᴍɪʟɪᴀ ғᴇʟɪᴢ

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"¡Tío Win, tío Win!".

"¡Papi, papi!".

Dos pequeños niños de cinco años entraron corriendo por la puerta de la pastelería. Uno era castaño y alto, con una sonrisa enorme a la que le faltaba un diente. El otro era más menudo, rubio y tenía unas grandes mejillas que le hacían verse como una pequeña cosita adorable. El Omega que estaba detrás de la caja salió a su encuentro y abrazó a los pequeños con dificultad, le costaba trabajo hacerlo con su prominente barriga.

"Hola niños". Saludó sonriéndoles con dulzura.

"¿Puede venir Chim a jugar esta tarde a mi casa?".

"No sé, Nanon, ¿Le has preguntado a tus padres?".

"Papá Gun me ha dicho que sí, ahora voy a preguntarle a papá Off".

"¿Y qué te ha dicho tu padre?". Le preguntó Win a su hijo.

"Qué tu mandas".

Win rió y negó sonriente, su marido no tenía remedio.

En ese momento, un Alfa sonriente salió de la cocina con una bandeja cargada de pasteles recién ordenados.

"¡Papi! Esta tarde va a venir Chim a jugar a casa". Anunció Nanon emocionado.

Off sonrió y dejó la bandeja sobre el mostrador.

"Eso es genial peque".

Agarro a su hijo en brazos y le besó la mejilla, mientras Chimon abrazaba cariñosamente la pierna de su padre y éste le hacía mimos en el pelo.

La campañilla de la puerta sonó, anunciando la llegada de dos personas al local. Aunque ni Off ni Win habrían necesitado aquel sonido para saber que sus parejas habían llegado.

Gun entró tan sonriente como siempre.

"Estos dos renacuajos se nos han escapado, ¿Ya les han contado sus planes malignos?". Preguntó el Omega, revolviendo el pelo de su hijo y dándole un pico a Off, que lo tomó de la cintura y lo estrechó en un abrazo, dejando al pequeño Nanon en medio.

"¡Ay, que me asfixian!". Se quejó el niño y la pareja rió, besando cada uno una de las mejillas del pequeño.

La familia sonrió feliz.

Bright se habría detenido a contemplar la dulce escena, de no ser porque a él le esperaba una muy similar. Su Omega le esperaba sonriente, con una mano sobre su abultado vientre y con su hijo mayor abrazado a su pierna.

"Papi...".

El niño que Bright cargaba entre sus brazos se revolvió y se estiró en dirección al Omega, que lo recogió y lo apoyó sobre su cadera, con cuidado de no lastimar su vientre.

Win besó la cabeza del niño de un año recién cumplido, y éste abrazó su cuello.

"Ey, Phuwinnie, déjame un poco, que yo también quiero". Dijo Bright acercándose a su familia y besando a Win.

"¿Cómo estás?".

"Hinchado".

"Llevas ocho meses embarazado, Metawinnie, ya deberías estar acostumbrado". Bromeó Bright y ambos sonrieron.

Los clientes de la pastelería ya veían aquello como algo normal, la mayoría incluso acudían al local por el ambiente familiar. Muchos eran clientes habituales que acudían religiosamente por el café, y el trozo de pastel de las cinco. Que Win cocinara como los ángeles también ayudaba, además de que Off era un camarero ejemplar que alegraba a la clientela con sus sonrisas kilométricas. Win se había negado a dejar de trabajar a pesar de su estado, no quería defraudar a sus cliente, por eso todo el mundo en el barrio en el que vivían y en el que se encontraba la pequeña pastelería le tenían un gran aprecio a Win y a su familia.

"Oye, guapo, ¿Te apetece un picnic esta tarde?".

"Gun Atthaphan, ¿Me está proponiendo usted una cita?". Bromeó Off, haciéndose el sorprendido.

"Puede, ¿Qué dices?".

"No sé, pregúntale a mi jefe".

Win rodó los ojos.

"Ey, bolita, ¿Por qué no cierras hoy antes y nos vamos todos de picnic?". Sugirió Gun.

"¡Sí, picnic!". Exclamaron Nanon y Chimon al mismo tiempo.

Off se unió al coro.

"Como si ahora pudiera decir que no. Le partiría el corazón a tu Alfa grandote, y a los niños tampoco les haría gracia".

"Cómo me conoces, Winnie". Dijo Off.

Los cuatro adultos rieron mientras los niños seguían celebrando el cambio de planes.

"Podemos avisarle al tío Mick". Propuso Chimon.

"Claro, luego lo llamamos. Aunque a lo mejor está ocupado, el último año de instituto es el más difícil".

"Hablas por nosotros dos, ¿No?". Dijo Gun.

Bright rió y abrazó a Win por la espalda, frotando su barriga con amor y besando la marca de su unión. Se sentía plenamente feliz con su gran y bizarra familia; con el Omega de sus sueños a su lado, con sus dos pequeños hijos y el que estaba en camino, con sus dos mejores amigos. Y sonrió, porque todo era perfecto y porque y no tenía que observar a Win desde la distancia para apreciar lo perfecto que era.

 Y sonrió, porque todo era perfecto y porque y no tenía que observar a Win desde la distancia para apreciar lo perfecto que era

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