Capitulo 4.

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...

DOS

°| Hay una identidad principal, que suele tener el control la mayor parte del tiempo |°

...

Una melodía

Alguien tarareaba y luego cantaba, muy cerca de ella.

Abrió los ojos, pero una tela se lo impedía. Todo lo que vio fue oscuridad. Sus manos y piernas estaban amarradas cada una al extremo de una cama. Su corazón empezó a latir desenfrenado en su pecho y sus ojos se llenaron de lágrimas empañando la tela que los cubría al recordar los sucesos que la habían llevado a terminar asi.

Los movimientos que realizo comprobar que estaba inmovilizada fuera lentos, casi impredecibles. Sim embargo, el desconocido junto ella no había hecho más que observarla sin despegar la mirada un solo segundo y al percibir que Wendy se movía, una sonrisa se dibujó en su rostro.

No le esperaba nada bueno, hasta con prestar atención a la letra de la canción que la persona junto ella cantaba una y otra vez.

Cuando menos te lo esperes

Te voy a asesinar

Pero no te desesperes

No te quiero asustar

...lento será

Y lo voy a disfrutar

¿No piensas despertar?...

Lo vas a recordar

En tus sueños te atormentará

Y jamás terminara...

Era una voz que había escuchado antes, tan familiar, pero nunca había escuchado esa letra, ni nada parecido. Tenía un ritmo lento, casi como una canción de cuna. Pero nadie le cantaría eso s sus hijos, eso era seguro

Wendy escucho pasos alejarse y la puerta cerrándose, se había ido, o al menos eso parecía. Pensó en gritar, pero se dio cuenta de lo tonto que sonaba eso. Por alguna razón no tenía la boca vendada.

Nadie la escucharía

Tiro de los amarres de sus manos y ahogo un grito de dolor, pues estos no hicieron más que ajustarse. Sus movimientos seguían siendo muy lentos, aun asi movió sus brazos un par de veces más, con toda su fuerzas, para ver si podía soltarse o aflojar el amarre sin éxito algún. No podía quedarse allí. Tenía que soltarse tenía que...

Una carcajada resonó en todo el lugar. Al instante, la chica se quedó completamente inmóvil y el miedo se apodero el ella. El desconocido no se había ido. Había observado todo apoyando en la puerta, sin borrar su sonrisa en ningún momento.

-Wendy, Wendy- escucho la voz con una nota de diversión y pasos acercándose lentamente. El colchón se hundió unos segundos después. Indicándole que se había sentado a su lado- Sabía que no te harías la dormida por siempre.

El desconocido no se cansaba de observarla. Por fin lo había hecho. Por fin la tenía

°| Por fin te convertiste en un secuestrador, felicidades |°

Ignoro la molesta voz en su cabeza. Nada podía malograr este momento

-Cariño, te ves tan hermosa asi- dijo mientras pasaba un pulgar por su mejilla y luego sobre la tela que cubría sus ojos – Tal vez debí amarrarte a la silla

Wendy reprimió un sollozo y la desesperación se apodero de ella al escuchar esas palabras. Intento soltar algunas de las extremidades de su cuerpo nuevamente sin importar que la presión de los amarres se incrementara. Estaba con un maldito enfermo.

-Tranquila, cariño. No queremos verte lastimada- dijo a la vez que sostuvo sus muñecas y las acaricio- Al menos aún no.

Sintió al instante que la presión del amarre en sus muñecas disminuyo, pero no se soltó por completo.

-Te verías preciosa con una cinta en la boca- la tomo de la barbilla y acaricio sus labios-, pero no podría hacer esto.

Unos labios se presionaron contra los suyos e intento hacerse para atrás pero estaba completamente inmovilizada.

No podía zafarse,

No podía gritar,

No podía hacer nada...

LA MENTE DE UN SPICOPATA {ADACTACION}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora