Otra Oportunidad ©[BNHA FANFIC]

Capítulo 5

Varios minutos pasaron desde que T/N se había despertado. Disociada, con la mirada perdida bajo el techo de su habitación el rugir de su estómago logró que volviera en sí. Comprobando la hora se dio cuenta de que era demasiado tarde para bajar a desayunar pues a esta hora sus tres hermanos ya estarían ocupando el comedor. 

Tras la confrontación de anoche no sería muy grato cruzarse con ellos por lo que aprovechando que todos estarían en el comedor se preparó para ir a la sala que tenían de entrenamiento sin tener que verles la cara.

De camino, algunas risas se escucharon por el pasillo.

—¡Natsu! Te dije que no jugaras con la comida. ¡Cielos!

—¡Ah! ¡Manché mi ropa!

Sin darse cuenta la joven se detuvo a medio camino. Mirando a través de la apertura de la puerta pudo ver a sus dos hermanos mayores tratando de preparar una especie de masa. La situación parecía algo caótica ya que las mechas rojas de Fuyumi apenas se distinguían por la harina que cubría su pelo y Natsuo tenía trozos de la masa sobre su ropa.

—No usaste suficiente harina.

—La mayor parte de la harina está en tu pelo, ¿cómo se supone que voy a usarla?

Natsuo acarició con burla la cabeza de Fuyumi —Mira, ya tenemos suficiente harina —dijo mientras el polvo caía sobre la encimera.

—Eso es antihigiénico, detente —exclamó. Pero Natsuo no hizo caso y en su lugar comenzó a revolver su cabello hasta despeinarla mientras ambos reían.

La menor de los hermanos los observaba de forma melancólica. Con una mano apoyada sobre la puerta sus ojos se iluminaron tristemente viendo reflejarse sus recuerdos frente a ella. Por un momento le pareció ver a Touya en el comportamiento de Natsuo y en su burlesca sonrisa. De aquella misma forma jugaban cuando aun eran pequeños, correteando por toda la casa y haciendo de las suyas. Dejando como huellas sus risas en las habitaciones, a veces T/N las escuchaba en sus muchas noches de insomnio agonizando de nostalgia. 

Shoto acababa de despertarse cuando vio a su hermana ocultándose tras la puerta de la cocina. —¿Qué estás haciendo?

La joven se espantó brincando sobre si misma. Al darse la vuelta miró con fastidio a su hermano alejándose del sitio tras apartarlo con un empujo. Por unos segundos se había dejado atrapar por la complacencia de aquellos vagos recuerdos que aun ocupaban su mente. Había bajado la guardia.

Exasperada, liberó toda la rabia que ocupó desde hace varios días sobre las tablas de madera gruesas llegando a romper por la mitad cada una de ellas. 

Durante lo que llevaba cursando el primera año en la academia pudo darse cuenta de que un poder a distancia como el suyo no siempre sería efectivo. Para ser más consciente de esto observó cada uno de los combates que tuvo su hermano durante el festival, y como ella supuso ambos quirks de fuego y hielo no eran muy efectivos en peleas de corta distancia. 

Si llegara a enfrentarse a alguien con un quirk capaz de destruir sus capas y montañas de hielo de nada serviría tratar de defenderse. Tarde o temprano la derribarían. 

Aun sabiendo que era débil físicamente encontró la forma de fortalecerse con ayuda de su poder. Creando capas de hielo alrededor de sus puños descubrió que podría infringir el mismo daño que si estuviera golpeando con algún objeto metálico. Sin embargo, esto no fue fácil de poner en práctica pues en sus primeros intentos eran las mismas capas de hielo las que llegaban a dañar sus muñecas y nudillos.

—Mientras seas constante y no te rindas podrás conseguir lo que quieras. No puedes esperar que lamentándote se solucionen las cosas, ¿entiendes? —la voz de su hermano hizo eco en su oído.