-1 //Luna de miel//-

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La luna de miel es la primera fase en las relaciones tóxicas, ahora, afortunadamente, soy capaz de mirar al pasado y notar las siguientes fases, pero en ese momento, fuiste tan endulzante y espesa que me dejaste atrapada en la idea de esta fase.

Una luna de miel, así me aferré a que era nuestra relación, porque no mentiré, la sentí de esa forma.

Recuerdo el como nos conocimos, recuerdo aquél grupo, que aún cuando ya está olvidado nunca he podido guardarle recelo, ¿Cómo podría? me dio a una de las mejores personas que he conocido; y me dio a ti, y en su momento, lo fuiste todo para mi. Podría tener el atrevimiento de decir que gracias a las personas que estaban en ese grupo, que espero en algún momento lean esto y sepan que fueron ellos, sobreviví más noches de las que puedo contar, y gracias a ellos, mis brazos no tiene cicatrices, sólo hay una, pequeña y casi invisible, y supongo que eso se los agradezco a ellos, me preguntó qué les agradecerías tú.

Eras dulce, no diré que no, eso sería una mentira, fuiste dulce en todo momento, desde esos pequeños mensajes con los apodos cariñosos, hasta esos grandes textos dónde me hacías sentir en la cima del mundo, porque era especial y tu lo afirmabas, y en esos momentos era demasiado insegura para creerlo y tus palabras de afirmación me daban como un pequeño algo que me hacía dudar de si la voz en mi cabeza estaba equivocada.

Recuerdo las miles de veces que me cantabas, sólo porque yo lo pedía, y es que amaba tu voz, era una de las cosas superficiales que me gustaban de ti, recuerdo los mil mensajes donde me decías que era tu bailarina favorita, ¿sabrás tu el impacto de esas palabras?, ahora odio que la gente me diga eso, también me hiciste odiar el mi niña y princesa, pero esas, son cosas que contaré más adelante, ahora estamos en una fase, la luna de miel.

No sabría como describirte esto, y no porque no lo entienda, simplemente que es confuso, porque eras una bomba, y para no explotar soltabas pequeñas dosis de amor que lo significaban todo, y yo lo amaba. Estaba enamorada de la idea que tenía de ti, de nuestra relación, de nuestra amistad.

Amaba la idea de saber que siempre podría contar contigo y que intentarías animarme siempre, cantarme o lo que sea, porque me decías que lo merecía y te creía, y amaba que fuera reciproco, que siempre que algo iba mal corrieras a mi, porque sabías que yo estaría lista para escucharte, y amaba las tontas canciones que nos dedicamos, aunque ahora no sea capaz de escucharlas sin sentirme incomoda o con ansiedad, pero supongo que eso fue un efecto colateral de la miel. Hasta lo más dulce lo aborrecemos, y yo te aborrecí a ti.

Recuerdo las mil veces que en el grupo ignorabas a todos menos a mí, y recuerdo ese sueño que me contaste que tenías mucho miedo para seguir, recuerdo el miedo que te daba audicionar porque tus padres no te iban a apoyar, y recuerdo el odio que les agarré, porque tú eras talento puro y ellos no lo veían, y recuerdo el odio que tenía a tu madre que te hacía sentir insegura de tu cuerpo, porque yo lo amaba. Supongo que aún en nuestra luna de miel intentaba repararte.

Pero ahora, me doy cuenta que ni tu eras un coche ni yo un mecánico, y no estabas rota, tenías inseguridades y mis palabras no eran piezas nuevas, no podían sanar nada que tu te rehusabas a tratar. Y espero, de verdad que el terapeuta donde ibas te haya ayudado de algo, o que encontrarás uno nuevo dónde te funcionará bien, pero supongo que no lo sé y no estoy segura de si lo sabré.

¿Sabías que por ti fui a terapia? Supongo es algo que se espera de las relaciones tóxicas, que te rompan a ese grado de necesitar ayuda, la verdad es que sé que no, tu no rompiste nada que no estuviese dañado ya, mi frágil seguridad en mí misma, mi nula autoestima, mi inexistente amor propio, mi miedo al compromiso, todas esas cosas estaban ahí mucho antes que tu llegarás, lo gracioso es que ahora, después de tres o cuatro años, mi único problema que persiste es el último y nunca se me cruzó por la cabeza mientras hablaba en mi terapia que tu tuvieras algo que ver con eso, siempre te percibí como una victima, así que supongo que no fui capaz de echarte culpas que capaz y no te corresponden.

Pero tu ibas a terapia cuando salíamos, y dijiste que si necesitaba lo hiciera, me contabas que no podías abrirte a tu terapeuta pero que eso era asunto tuyo, y que te ayudaba con lo que hablabas, así que lo hice, me ayudó, pero no lo suficiente, a veces me cuestionó la etapa en que te conocí, es decir, era pequeña, apenas había descubierto y aceptado mi sexualidad, tenía miedo a vivir y terminé contigo; ¿Sabes las veces que quise romper lo nuestro?

Le di fin a nuestra relación mucho antes de habernos separado, y creo que aunque fue egoísta fue lo mejor que pude haber hecho ahí, porque, aún cuando volviste a contarme el como habías besado a alguien más entre lágrimas, yo sentía lastima y te excusaba, pero la idea de dejarte siempre estaba en mi mente, y no específicamente porque no me habías podido ser fiel.

Sabía los golpes que tus padres habían dejado en ti, sabía lo que tu ex había echo, sabía tus frustraciones y la forma en que llorabas cada vez que colapsabas, recuerdo que solías cantar canciones cuando estabas triste porque te distraía y recuerdo que amabas que te llamará mi polvo de estrella, pero ni si quiera sé si alguna vez me hablaste de tu color favorito, ahora que lo pienso ni siquiera sabes porque te llamaba así, era patéticamente poético.

No sé si te gustan los perros o los gatos, no tengo ni idea si las flores te gustaban y si lo hacían cuales eran tus favoritas, sé que llevabas mangas largas pero nunca me dijiste si preferías otro tipo de ropa, ni si quiera sabía tu comida favorita ni la película con la que te alegrabas en tus días grises, así que supongo que sabía de ti lo mismo que mi terapeuta sabe de mi; las cosas que me dañaron y dejaron rota.

Recuerdo la desesperación que sentí cuando me dijiste que tal vez dejarías la escuela, porque yo quería un futuro para ti, y la única forma que yo conocía en ese entonces para tener un futuro era la escuela. Y mierda, tu luna de miel era tan hipnotizante que me cegaste, nunca fui capaz de ver todas las malditas alertas rojas que tenía frente a mi, ni siquiera cuando terminamos. 

¿Sabías que mi mejor amiga te odia? Lo hablamos hace poco, ella lo confesó, cuando le conté que quería escribir esto para desahogarme, admitió que te odio por lo que me hiciste pero que nunca dijo nada porque seguías siendo mi amiga, y porque yo te defendía, y era cierto, después de lo que me hiciste nunca fui capaz de echarte la culpa, y en algún punto masoquista mío, creo que me culpaba a mi por no ser lo suficiente para que tu no fueras a besar a alguien más.

La luna de miel es una de las etapas que solemos extrañar después de vencer el duelo en una relación tóxica, y no es porque extrañemos lo que vino después de eso, es que simplemente extrañamos lo especial que en algún momento esa miel nos hizo sentir, y como mi amiga me ayudo a entender, solemos extrañarlo porque era lo que nos hizo mantenernos ahí, constantes, y por mi parte, esta etapa me ayudo a excusar todas las demás cosas que hiciste.

You were my honey moonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora