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Era lunes por la mañana, había horario escolar así que ambas adolescentes debían ir a clase. Al principio Sana no quería ir, no sabía si tenía las ganas suficientes de enfrentarse a Jihyo y tener que explicarle el beso del viernes, pero al mismo tiempo necesitaba hablarlo y quitarse el peso de encima. Sana le iba a decir que fue un error, que no debió haber pasado, aunque no lo pensara así. A pesar de las palabras de su hermano mayor, Sana es una persona que tiende ir a lo seguro, y prefiere tener su amistad a una mínima posibilidad de que Jihyo deje de hablarle.

Jihyo, por otro lado, se pasó todo el fin de semana llorando. No tanto como la noche del viernes al sábado, esta vez si comía, pero cada vez que recordaba que Sana no quería hablar con ella sus lágrimas necesitaban salir de sus ojos. Que sí, que Sana le envió ese mensaje, pero algo de ella le decía que las cosas seguían sin estar bien y dudaba si volverían a estarlo.

Quería ir a clase porque necesitaba ver a la rubia, que le dijera algo, una simple mirada, le daba igual lo que fuera pero algo, por otro lado no quería ir. Esa razón era Daniel. se pasó todo el fin de semana enviándole mensajes, mensajes que ignoraba. Con todo lo ocurrido con Sana ni siquiera se tomó el 10% para pensar en él, y eso le empezó a abrir los ojos en muchas cosas.

Jihyo, ya vestida, se sentó al borde de su cama y tomó mucho aire para después soltarlo en modo de suspiro. Sin apenas darse cuenta, su cabeza giró lentamente hasta mirar la mesita de luz y observar el cuadro que tenía con su persona favorita. Esbozó una pequeña sonrisa para después alargar su brazo y agarrarlo. Se acordaba de ese día, fue hace unos 2 años. Fueron de camping con sus padres y los de Sana a un bosque en el norte, era precioso y muy cómodo. Los pinos medían unos 20 metros de altura, era verano en ese entonces así que todo estaba lleno de hojas verdes y radiantes. Ese mismo día, un par de horas antes, las dos chicas fueron a un lago que había a un par de metros de su camping. Se llevaron la cámara para fotografiar el paisaje y de pronto, mientras caminaban, Sana se acercó a Jihyo para abrazarla de sorpresa y ésta última sacó la cámara y de imprevisto hizo una selfie. Para la sorpresa de ambas, la foto salió preciosa. Sana miraba a un punto del bosque aleatorio mientras que Jihyo pasaba sus brazos por los hombros de su amiga y la miraba intensamente. Podía ser perfectamente la foto de dos enamoradas de vacaciones.

Jihyo observó el cuadro un par de minutos con una sonrisa en su rostro. De muy poco a poco, lo acercó hasta sus labios y dejó un pequeño beso en él. La castaña estaba llena de emociones, estos días le habían hecho reflexionar cosas como que necesitaba a la rubia a su lado o sentía que se moría, o que no le importaba tanto Daniel como pensaba. Necesitaba hablar con Sana y que todo volviera a la normalidad. La quería en su vida para siempre y estaba dispuesta a enfrentarse a lo que sea. La castaña dejó el cuadro en la mesita y se dispuso a salir por la puerta, era hora de ir a clase.

En la puerta principal del instituto había un pequeño pasillo que comunicaba la entrada con la salida, y ese pasillo lo rodeaban bancos. Sana estaba sentada en uno de ellos con sus audífonos puestos mientras escuchaba a Trapdoor. Estaba un poco nerviosa, ella creía que no pero lo notó al ver cómo su pierna no dejaba de tambalearse e intentó frenarla apoyando su mano en ella. Estaba esperando a que apareciera Mina o Jeongyeon, o incluso Nayeon, quién sea menos Jihyo. No porque no quisiera verla, que en realidad se moría de ganas, pero tenía miedo de enfrentarse a sus miedos, como por ejemplo tener que confesarle que todo había sido un error cuando sabemos que no. Y para su desgracia, la que apareció fue Jihyo. Sana, en cuanto vio que se acercaba, muy disimuladamente se levantó y empezó a andar hacia la entrada, pero la castaña fue más rápida.

-¡Sana! ¡espera! -corrió hasta alcanzarla.-Necesitaba hablar con vos y no sé si podré esperar hasta la salida.- dijo Jihyo un poco agobiada de correr.

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