Penelope Audi piensa qué lo tiene todo a sus 22 años. Cómo vivir a unos cuantos minutos de su mejor amiga, tener un novio apuesto con cuál llevaba 4 años de relación, tener una familia con fortuna, ser recién graduada de la universidad de NYU y mile...
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King y yo nos encontrabamos con nuestras manos unidas, admirando las pantallas con nuestros grandes audifonos rojos. Sólo quedaban 7 vueltas alrededor de la pista. Mordía mis mejillas desde adentro, pidiéndole al universo qué Charles dominara cada última curva, permaneciendo en la posición indicada para poder sobrepasar a Bottas en cualquier instante.
—DRS Activated Charles— puedo escuchar y reconocer perfectamente la voz de mí padre por los audifonos
En esos momentos los mecánicos y todo el equipo en boxes guarda silencio observando cómo Charles acelera a un costado de Bottas, sobre tomándolo por su izquierda y exitosamente apoderándose de el tercer lugar. Los pits se encienden de gritos y aplausos por parte de Ferrari. A sólo 5 vueltas de la pista se puede ver cómo Bottas perdía poder en su motor y cada vez Charles se aproximaba más a los dos primeros lugares. Esto solo era indicación de qué Ferrari recibiría un podio este Domingo. Todos los chicos de monos y playeras rojas corrieron hacía las afueras de los boxes en rumbo a las barreras de metal qué los separaban de los podios.
—Excelente trabajo Charles, full push now— dice mí padre por los audifonos mientras vemos por la pantalla cómo los autos de Verstappen y Hamilton estan apunto de cruzar la linea, a unos metros más se apreciaba ese vibrante color rojo quién venía en direccion de la bandera a cuadros
—Charles P3, P3– dice uno de los otros ingenieros —Lo lograste, lograste un podio este fin de semana—
—¡No puede ser!— exclama King arrojando sus audífonos a la silla envolviendome en un abrazo, brincando de arriba hacia abajo
—¡P3! ¡P3!— exclamo lo más fuerte qué puedo entre todo el ruido de la multitud y de los garajes
Arroje mis audífonos a un costado al igual qué King, finalmente uniendonos al equipo quiénes corrían entre la linea de entrada de los pits. A lo lejos pude ver a mí padre abrazar a los demás ingenieros quienes aún seguían en los monitores, cuándo notó mí presencia no me pude resistir a regalarle una gran sonrisa y exclamarle qué hizo un gran trabajo.
Y cómo sí fuera sacado de una película, veo cómo Charles sale de su monoplaza con una gran celebración. Alzando sus brazos y señalando al grupo de chicos color rojo, para luego buscar entre la multitud y poder repetir lo mismo conmigo. Había algo tan especial de Charles cuándo corría, el chico no era cómo otros pilotos quienes se molestaban sí no conseguían su primer lugar. Charles sabía qué cada triunfo era gigante al saber qué había dado una gran batalla para hacer lo mejor para todo el equipo.
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—Vamos, captura una foto— digo arrojando mí celular hacía Charles mientras tomaba la gorra y el trofeo de su sofá —Se la enviaré a mamá y a Luca—
—A la cuenta de tres... Una, dos, tres— dice Charles enfocando la camara de mí celular, escuchando los clicks —Te ves linda sosteniendo mí trofeo—
