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Estoy aprendiendo a dibujar en digital, así que les hice esta imagen especialmente para el capitulo.

...

Izuku iba de un lado a otro con los nervios a flor de piel, se había levantado poco antes del amanecer por su propia cuenta, había tomado casi una hora solamente para contemplar su vestuario, sus joyas, como se maquillaria y que fragancia usaría.

El sol comenzaba a asomar ligeramente cuando tomó la decisión de comenzar a prepararse, y lo haría él solo pues sabía que tener a más personas involucradas solo lo pondría más nervioso.

Tomó un largo baño en la pileta y se distrajo jugando con las flores que flotaban en el agua de esta.

Se vistió con el hermoso atuendo que había sido echo a medida, unas finas cadenas de oro sostenían el manto en su cadera, la seda blanca cubría sus hombros y la negra con verde su pecho, unas sandalias con cuero fino adornaban sus pies. Se colgó los pendientes verdes y el collar de oro que los Sultanes le habían dado, unos brazaletes largos y los anillos de compromiso.

Se miró al espejo una vez más mientras tomaba el rubor y lo esparcia por sus mejillas, sonrió emocionado.

Peino suavemente su cabello para dejarlo más presentable, se acomodó un velo de seda blanca y lo adorno con aquel broche de Loto que la señora Yuko le había dado.

Cuando la señorita Nemuri llegara le pediría que lo terminará de ayudar con él maquillaje en sus ojos. Tomó de la caja el velo blanco para el rostro y comenzó a acomodarselo, era el último accesorio que llevaría.

Él sol había salido por completo, observó maravillado desde su balcón como se predisponian los jardines enteros para la boda, a lo lejos llegaban muchas más caravanas de invitados, nobles de los Diez Reinos y de otros más lejanos.

Él mundo entero estaría en su boda, ya podía imaginar las fiestas que se llevarían acabo en el reino en honor al matrimonio, recordaba con agrado en la que había participado de más joven cuando la princesa Fuyumi se había casado.

Se llevó las manos al pecho y cerró los ojos con una sonrisa, el corazón le latía desbocado como diez caballos salvajes al galope.

Y sus propios invitados, no podía estar más contento de tener a sus hermanas, a sus amigos y a los pequeños niños que tanto quería y cuidaba.

Entró de nuevo a la habitación, esa noche cambiaría de cuarto y su nueva residencia sería la alcohoba de la Reina, la cual quedaba entre la de Shoto y la de Katsuki. Caminó hasta la mesa de noche y tomó delicadamente el libro de flores de sus padres.

¿Ellos estarían felices? ¿Orgullosos de verlo? ¿Aún sentían dolor en el Reino de los Dioses?

Pasó las páginas con delicadeza.

Reina

Hijo

El hijo de una Reina, Izuku unía una y otra vez esas palabras pero sabía que había muchas reinas y estas llegaban a tener varios hijos, aún no sabía de quién hablaba el libro. Después de la boda hablaría con la señora Midoriya para contarle lo que sabía de sus padres y le mostraría el libro.

Una campanada sonó a lo lejos, Izuku escuchó pisadas apresuradas correr, el choque del metal y unos gritos.

La puerta se abrió de golpe, y un guardia manchado de sangre fue lo único que vio.

El Principe De Las Arenas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora