Heal this broken heart.

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Advertencias: Ninguna (?)
Spoilers: Leve mención al pasado de Gojo.
Alternative Universe: Nop
Parejas Secundarias: Ninguna.
Pedido hecho por: Nadie. Idea original.
Número de palabras escritas: 1522.

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«¿Por qué me duele tanto el corazón?»

Pensó dentro de esa solitaria habitación el hechicero más fuerte.
Se recostó en el sofá, pero se levantó luego de segundos y comenzó a caminar en círculos.

«¿Por qué me pone inquieto?»

Nuevamente su voz resonó en su cabeza.
Y es que no podía sacar de su mente la imágen del pequeño pelirosado durmiendo en el hombro de Megumi.
¿Pero por qué se sentía así? ¿Por qué no se podía deshacer de esa sensación en su pecho? ¿Estaba dañado? Si su técnica de maldición inversa funcionaba de maravilla.

Sin embargo, sus sentimientos no se le pasaron por la mente en ese instante.

Ya no tenía lugar para eso, no después de ese acontecimiento.
No desde que la persona en la cuál decidió confiar su corazón se encargó de traicionar no sólo a su enamorado espíritu, sino a todo el mundo de hechiceros.

Aún con todo ésto, ¿Por qué le despertaba ese sabor agridulce al ver así a su estudiante?

«¿Podría ser que...? No, es imposible.»

Ni siquiera terminó de formular la pregunta por miedo a su respuesta, a su muy evidente respuesta.
No quería saberlo.
Quería quedarse con aquella venda en los ojos, que le impidiera ver la realidad de su propio mundo.

Y es que ya conocía a la perfección cómo era sentirse así, cómo se supone que era amar a alguien, pero aún no se sentía lo suficientemente preparado para vivirlo, no de nuevo.
Tal vez por simple miedo, quizá nervios o inseguridad.

Se sentía como un niño, como uno muy pequeño e indefenso y vaya que odiaba sentirse así, vulnerable.

«Quizá sea una falsa alarma, ¿Cómo podría enamorarme de Yuji

Se trató de convencer muy en vano.

«¿Y cómo no podría hacerlo?»

Miró el reloj que decoraba la blanca pared y se dispuso a dar su próxima clase para los alumnos de primer año y hablando de ellos, ya se encontraban fuera del recinto, esperando por la llegada del albino.

El transcurso del tiempo fue bastante tranquilo para casi todos y quizá lo hubiese sido para todos los presentes, si alguien no se viese como una novia celosa y obsesionada, notando (y evitando) cada mínimo contacto que tuviesen ambos jóvenes.

«Vamos, se supone que eres un adulto responsable, ten algo de autocontrol... Se supone.»

Sólo Dios sabe que lo intentó.

Luego de observar por mucho rato al pelinegro, lo tomó del hombro y lo empujó amistosamente hacia un lado, como si tuviera una enfermedad y quisiera alejarlo lo máximo posible de Itadori.

¡Love Shot!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora