Esa tarde, no tenía ganas de hacer nada. Mis ojos estaban colorados de tanto llanto inconsolable. Pensaba en que no le iba a poder contar lo que me pasaba, no iba a estar haciendo la comida cada vez que volvíamos del colegio. Ya no nos iba a preguntar cómo nos había ido. Iba a extrañar sus gritos y cada vez que se enojaba por una mala nota. En todo el dia no salí de mi cuarto, Liam detrás de la puerta me preguntaba si estaba bien, trataba de tranquilizarlo a él también,porque sabía lo que se sentía ser el más grande de la casa. Mi vida, no era una vida que cualquier chica de mi edad quisiera tener.
Mi mamá me había enseñado todo, ella me vio crecer a dar mis primeros pasos, a atarme los cordones de las zapatillas, a usar el cuchillo, a defenderme y muchísimas otras cosas. Era irremplazable. Esa noche la esperaba tan ansiosa porque había pasado de ser una niña a ser mujer, mi cuerpo sufría cambios de la adolescencia y a la única que se lo podía contar era a ella, pero ya era tarde.
-Zoe, ven a cenar.
-No tengo hambre.
-Pero no has comido nada en todo el dia.
-No me importa. -llorando-
-Por favor, deja de llorar. Me haces sentir mal.
-No es tu culpa.
-¿Puedo pasar?
-Si.
-Ven aquí hermana. -abrazándola-
-No puedo creerlo Liam. ¿Por qué nos pasa esto a nosotros?
-No lo sé, pero yo se que ella esta en un lugar mejor, tenemos que ser fuerte y no angustiarnos. -la abrazo aun más fuerte-
-Daria la vida por solo poder despedirme de ella.
-Yo también. Sabes que te amo y que nunca nos vamos a separar, eso te lo puedo prometer.
-Menos mal que te tengo a ti.
Bajamos a cenar y no nos dirigimos la palabra.
Ya estaba en mi habitación, me costó mucho dormirme. Lo único que hacía era recordar todos los momentos que había pasado con mi mamá. Hasta que logre dormirme. Mientras tenía mis ojos cerrados, lo único que pensaba era en pesadillas. Me había afectado tanto esa enorme perdida, que me levante a horas de la madrugada y fui hacia el dormitorio de Liam.
-¡LIAM! ¿Por qué no me dijiste antes lo de mamá?
-¡Zoe que pasa! -me dijo medio dormido-
-¡Te odio, no puedo creer que no me lo dijieras!
-Se que te lo dije tarde, pero era muy difícil.
-No te lo voy a perdonar - le dijo mientras agarraba su almohada y se la lanzo en la cara-.
-¡ZOE! Tranquilízate.
-¡LIAM No puedo más, no puedo vivir sola. Necesito a mamá. -Explotando en llanto-
-¡Por favor! Tranquilízate, deja de llorar. Para mí también es difícil pero tenemos que superarlo.
-Lo sé, lamento haberte despertado.
Tenemos que mantenernos fuertes,juntos podemos salir adelante. -le deposito un tierno beso en la mejia-
Volví a mi habitacion, y no dormí en toda la noche.
