Capítulo 2

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El desayuno es un congee insípido y muy, muy poco creativo-ni siquiera Xie Lian puede estropearlo demasiado. Ambos comen en la pequeña mesa cerca de la parte trasera del santuario, y Hua Cheng deja su tazón limpio en cuestión de minutos. Una vez que terminan, Xie Lian recoge los platos y dice: -Pronto tendremos una visita, Hong-er.

Por el rabillo del ojo, observa como Hua Cheng se tensa. -¿Quién?

-Su nombre es Yin Yu -explica Xie Lian mientras enjuaga los platos-. Es un amigo mío. Vendrá para tratar de ayudarnos a resolver esta maldición.

Hua Cheng no responde, pero cuando Xie Lian voltea, hay un ceño fruncido en su rostro.

-Aww, no pongas esa cara. Será divertido. ¡Está muy emocionado de conocerte! -Xie Lian se acerca y coloca un puñado de espuma brillante en la cabeza de Hua Cheng.

Hua Cheng parpadea, apartándose para quitar las burbujas. -¿Por qué?

-Porque, uh... -Porque honestamente, ¿quién no estaría emocionado de ver a un Hua Cheng bebé?-. Porque le encanta hacer nuevos amigos.

Hua Cheng le mira con desconfianza, pero aun así se levanta para ponerse una túnica y unos pantalones limpios. Yin Yu llega unos minutos después del desayuno, e inmediatamente Hua Cheng corre hacia Xie Lian y se instala detrás de sus piernas. Enreda sus deditos en los bordes de la túnica de Xie Lian, mirando a su alrededor en lo que Xie Lian abre la puerta.

-Buenos días, Yin Yu -dice Xie Lian, radiante.

Yin Yu está parado fuera del santuario, vistiendo unas pulcras túnicas negras y armado con una canasta de mimbre. -Su Alteza -dice inclinando la cabeza. Sus ojos observan por encima del hombro de Xie Lian y hacia el fondo del santuario-, ¿Dónde está?

Xie Lian da un paso atrás, y Hua Cheng retrocede con él. Ahora se ha escondido por completo detrás de las faldas de Xie Lian, efectivamente oculto de los ojos curiosos de Yin Yu. -Es tímido -dice Xie Lian, disculpándose, estirándose hacia atrás para acariciar la cabeza de Hua Cheng-, Hong-er, ven a saludar a nuestro amigo, por favor.

Hua Cheng se mueve a un lado a regañadientes hasta quedar medio-escondido detrás de Xie Lian, mirando a Yin Yu. Mientras lo hace, mantiene una mano sujeta a la túnica de Xie Lian-como si Xie Lian fuera a alejarse de él. Mira a Yin Yu con cautela, sus pequeños hombros tensos y la boca fruncida.

Yin Yu respira muy profundo cuando Hua Cheng aparece. Sus ojos miran hacia el cielo, una vez, antes de volver a la solemne carita de Hua Cheng. —Hola, Hua... —se aclara la garganta, parpadeando con fuerza. Se ve aturdido. Xie Lian realmente no puede culparlo—. ¿Hong? ¿Hong-er, dijiste?

-Sí, este es Hong-er -Xie Lian se agacha, despeinando suavemente a Hua Cheng-, y Hong-er, este es Yin Yu.

Hua Cheng se inclina en la más pequeña y torpe reverencia.

Yin Yu lleva una mano a su boca, la esquina de sus ojos crispándose; pero se recupera impresionantemente rápido al tiempo que se inclina en una profunda reverencia más adecuada para Lluvia Sangrienta que Alcanza una Flor que para Hong-er. -Es un placer conocerte.

Hua Cheng asiente lentamente, claramente desconcertado por la cortesía de Yin Yu, antes de volver a refugiarse en la fortaleza segura de la pierna de Xie Lian. Xie Lian se inclina para acariciar su cabeza, peinando los cabellos sueltos que se desprendieron de la apresurada trenza que hizo esta misma mañana, y le complace sentir a Hua Cheng inclinándose hacia su toque.

-¿Quieres desayunar? -ofrece Xie Lian-. Nosotros ya comimos, pero aún queda un poco de congee si tienes hambre.

El rostro de Yin Yu palidece. -Ah... No, no gracias, Su Alteza. Comí antes de venir.

Dios Sabe Que He Sido IngenuoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora