Capítulo 3

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Notas de la Autora:

espero que hayan disfrutado el fluff pq he vuelto con un poco de angst picante (pero también hay algo de fluff para compensarlo,, asi que no te preocupes,,)

•☪•

Los siguientes días pasan en un parpadeo. Xie Lian recibe actualizaciones periódicas de Yin Yu y Quan Yizhen, que continúan rastreando al demonio responsable de la maldición de Hua Cheng. Hua Cheng, mientras tanto, sigue estando maldito y muy lindo. A medida que su naturaleza cautelosa comienza a desaparecer, se encariña rápidamente con Xie Lian. Sigue a Xie Lian a todas partes, con toda la tenacidad de un patito recién nacido, y le ayuda a cocinar, a limpiar y a cuidar el jardín. Pasan los días en paz, y Xie Lian hace todo lo posible para que al menos, esta infancia sea la que Hua Cheng siempre ha merecido.

Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, Hua Cheng no es perfectamente feliz.

Cada noche, sin falta, despierta gritando por pesadillas. Todavía no es lo suficientemente mayor para saber cómo desviar la atención, lo que Xie Lian agradece—significa que solo se acurrucará en los brazos de Xie Lian, dejándose abrazar y consolar hasta que sus lágrimas se sequen. Xie Lian lo mecerá para que vuelva a dormir, tarareando viejas canciones de cuna y dándole suaves besos en su cabello, echando humo ante la idea de un mundo que permitió que tan dulce persona sufra de esta manera. ¿Qué clase de niño tiene pesadillas como éstas? No es justo. No es justo.

Y Hua Cheng todavía —¡todavía!— pregunta por su madre, su padre y sus hermanos. Quiere saber dónde están, si están bien y si están enojados con él. Xie Lian le asegura que están en casa, que están bien, y que por supuesto, no están enojados con él. —¿Cómo alguien podría estar enojado contigo? —pregunta, pellizcando la mejilla de Hua Cheng—. Eres demasiado lindo.

Hua Cheng, siendo claramente el niño de cinco años más despreciado del mundo, suspira profundamente.

También pregunta regularmente cuando puede ir a casa, y no importa cuál sea la respuesta que Xie Lian le dé, siempre parece un poco más descontento. Así que Xie Lian hace todo lo posible por llevar sus conversaciones hacia temas más seguros, como el color favorito de Hua Cheng (amarillo, mientras más brillante mejor), su juguete favorito (¡Ruoye, es Ruoye!) y su cuento favorito para dormir (¿qué son cuentos para dormir?). Esta última respuesta requiere rectificación inmediata, y Xie Lian empieza a leerle cuentos a Hua Cheng antes de la hora de la siesta y de la hora de dormir. Todos tienen un final feliz.

Los aldeanos, ahora muy conscientes del pequeño nuevo invitado de Xie Lian, siempre inspiran los ataques de timidez de Hua Cheng. Se esconderá detrás de las piernas de Xie Lian mientras van y vienen a lo largo del día, dejando sus ofrendas y oraciones. Xie Lian se siente mal por esas oraciones que quedarán sin respuesta por estos días, pero está demasiado ocupado cuidando a Hua Cheng. ¡Ser padre soltero no es una broma!

Por su parte, los aldeanos están locamente enamorados de Hua Cheng (lo que es lógico). Lo adulan cada vez que tienen la oportunidad, y le colmarán de bollos dulces, juguetes nuevos y cariñosas palabras. Xie Lian sospecha que muchos de ellos saben quién es en verdad Hong-er: su parecido con el conocido esposo de Xie Lian es simplemente demasiado extraño. Ninguno de ellos menciona ese parecido alrededor del propio Hua Cheng, lo que Xie Lian agradece, aunque varios lo apartan a un lado para expresarle sus inquietudes. Xie Lian los tranquiliza lo mejor que puede, y de todas formas, no tienen quejas. ¿Quién podría quejarse de Hua Cheng en cualquier forma, con cualquier edad? Él es demasiado perfecto.

(¿Está Xie Lian siendo parcial? Por supuesto. ¿Importa? Por supuesto que no.)

Esta mañana en particular se encuentran en la parte trasera del santuario, donde varias repisas que abarcan desde el suelo hasta el techo se alinean en las paredes. Xie Lian está barriendo. Hua Cheng está explorando. Es una bendición volver a ver algo de su vieja confianza y curiosidad, a pesar de la extraña situación en la que se encuentra. Aún no tocará nada sin permiso, pero sí observará atentamente la amplia colección de objetos de Xie Lian.

Dios Sabe Que He Sido IngenuoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora