Sentí un dolor punzante en el dedo gordo del pie y cuando miré hacia abajo noté que mis tenía tenían una mancha húmeda y roja. Me senté en el suelo y me los quité. Mi dedo sangraba, parecía que tenía una ampolla reventada.
Había llegado ahí caminando.
Pese al dolor en mi dedo seguí caminando y conforme lo hacia me sentía observada. Alguien tenía la mirada clavada en mi, pero no había nadie. Mi visión se volvió borrosa, chocaba con la gente pero no lograba ver sus rostros. Escuchaba risas, gritos, llantos pero no podía ver nada. Nunca me había drogado pero podía jugar que me sentía como si lo estuviera.
No podía caminar mas y caí de rodillas. Escuchaba su voz, sus gritos. Parpadeé y luego abrí los ojos por completos, el niño que vivía en la casa de a lado estaba muerto. Tenía en mis manos la piedra que le había quitado la vida. Cuando vi los policías en su casa no estaban ahí para informarle a sus padres que se había metido en un problema. Estaban ahí para informarle que estaba muerto. Yo lo maté.
Cerré los ojos de nuevo y al abrirlos lo vi de nuevo, yo había matado a mis perros asfixiándolos, me había levantado en la madrugada cuando mis papás dormían, el niño de a lado me miraba raro porque lo sabia. Mis papás lo sabían, por eso me llevaban con aquel doctor, por eso a veces me ponían inyecciones alegando que era para mis defensas. No estaba enferma, estaba loca.
Por un tiempo todo eso se había terminado, ya no sentía esa necesidad hasta que un día acompañe a mi padre al hospital entré a una habitación por error cuando lo buscaba y me topé con una señora con cáncer terminal. Ella me miró asustada.
-Ayúdame por favor -me dijo torpemente.
Me acerqué a ella y le pregunté lo que quería. Ella señaló una jeringa y a su lado un frasco transparente con un liquido blanco. Al principio creía que era un medicamento que algun enfermero olvido darle.
-No puedo hacer eso -respondí-, yo no trabajo aquí.
-por favor...-respondió asustada.
Me sentí mal pero creía que estaba realizando una buena acción. Se lo inyecté y después de ello vi como la luz se escapaba de sus ojos hasta cerrarse por completo. La había matado, otra vez.
Salí del hospital con la jeringa en mi bolsillo para evitar cualquier asociación. Llegué a mi casa y me encerré en mi habitación, caí en un sueño pesado, y al despertar ya no recordaba nada. Siempre era así, dormía y en la inconsciencia realizaba aquellos actos, mi tío, ese pobre diablo fue una de mis víctimas y mi tía se entero, no supo mas que hacer y se suicidó. Yo quemé mi antigua casa después de venderla, yo, yo y nadie mas que yo. Todo eso me provocaba un increíble placer que a la vez me asustaba. No sabia que pasaba conmigo, no sabia quien era, ni lo que me había convertido, o más bien, lo que siempre había sido en mi interior. Mi mente había bloqueado esos recuerdos y era por eso que aparecía en otros lugares. Cuando dormía mi cerebro se programaba y todos los malos pensamientos del día se hacían realidad.Ya han pasado años, quizás semanas, o tal vez días. El niño que vivía en la casa de a lado a veces me dice que no me sienta mal. Es la ley de la vida, naces y mueres, mueres y alguien mas nace, a veces es mi única compañía. Lo curioso es que sigue llevando ese agujero que le causé en la cabeza.
De vez en cuando veo a mis padres, ellos me abrazan y me dan besos. Sin embargo hace mucho que no veo la luz. Estas cuatro paredes blancas me han fastidiado, algunas veces se tornan negras. Mis nuevos vecinos son algo escandalosos, hay noches en las que no puedo dormir por sus gritos o risotadas. Nunca los he visto pero no se escuchan muy amistosos. Por ejemplo la mujer que vive en frente de mi cuarto reclama todas las noches a sus hijos. Lo que no sabe es que esos niños están muertes, yo lo oí de una conversación entre los dos tipos que nos traen alimentos.
En fin, estar aquí no es la gran cosa pero me siento bien, sobretodo cuando hay una tormenta, adoro escuchar los rayos y gotas de lluvia e imaginar que puedo estar ahí afuera sintiéndolos contra mi piel mientras corro.
No se si algún día saldré de aquí.
Tal vez hasta este punto te hayas dado cuenta de que no sabes mi nombre, o mi edad, pero no creo que sea importante. Puedo ser la amiga de la primaria a la que dejaste de ver y perdiste comunicación con ella. O tal vez puedo ser esa persona que tuviste la suerte de jamás conocer.
Ten cuidado en las noches o en tus días, no sabes si mientras duermes hay alguien como yo esperando por ti...
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La soledad de mi locura
Mystery / ThrillerTu mayor miedo esta dentro de ti. [Historia registrada, prohibida su copia]