5. BELLYACHE

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—No es la gran cosa, querida —habló la chica rubia dejándome entrar al lugar donde podría dormir está noche.

—Por mi está bi-bien —traté de hablar con la voz entrecortada.

—Oh belle —se acercó la chica de nuevo —tranquila.

—¡Marcy! —la voz de un hombre sonó a lo lejos —¡¿Dónde carajo está Marcy!? —entró al lugar dónde estaba yo con la rubia —¿Pero qué tenemos aquí?

—Esta chica estaba llorando —sonrió poniéndose de lado al hombre

—Sólo me quedaría aquí está noche —traté de justificarme

El hombre sólo se quedó en silencio mientras me miraba de pies a cabeza.

—Okay —dijo el hombre asintiendo —que se quede esta noche —habló como si yo fuera un ser inferior a él.

La chica le susurro algo al oído, cosa que no pude entender porque no lo escuché.

—¿Sabes hacer algo? —preguntó el hombre

—¿Hacer algo? —pregunté y el pelirojo asintió —¿A qué se refiere con hacer algo?

—Sabes coser, bailar, cocinar ¿Que sabes hacer?

—Coser —respondí rápidamente —lo que me pongan delante si está hecho de tela lo puedo arreglar o si quieren que diseñe algo desde cero, también lo puedo hacer.

La imagen de Corine y yo cortando las telas de mamá venía a mi mente.
Una enorme tela color naranja cubría en su totalidad el cuerpo de mi hermana, no teníamos alfileres, pero si muchas agujas; acomodaba cada una de las piezas afiladas alrededor de ella para poder hacer un vestido.

Pasar las tijeras por dónde sobraba tela, el hilo atorando las telas en el contorno de mi hermana.

Al principio mi mamá estaba enojada por haber cortado sus telas, pero al ver cómo había quedado.

—Perfecto —habló el hombre sin expresión facial —¿Te interesa un trabajo aquí?

Necesitas trabajar para poder ganar dinero y poder comer, Agnès. Acepta el trabajo.

Asentí con la cabeza a la propuesta del hombre.

—Se magnifique, por esta noche duermes aquí, pero mañana vas a la planta de abajo —asentí.

Mi lado psicodélico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora