6. DOS CUERPOS MÁS

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Travis Lerux

—¡Cuidado, detrás de ti, comandante! —la voz dulce de mi hija Bernadette, sonaba mientras jugaba conmigo

—¡Corra, comandante Lerux! —seguí el juego de la pequeña, simulando un arma con mis manos.

—Piw, piw —Scott, mi hijo pequeño, salió de su escondite atrás del sillón, simulando ser un ladrón.

Después de un par de semanas mi ex esposa me trajo a los niños, después del divorcio y el trabajo me es casi imposible verlos, pero espero que los pocos recuerdos que tienen conmigo les sean memorables, o me van a odiar el resto de sus vidas.

Mis hijos saltaron sobre mi riendo.
El momento era parecido a aquellas fotografías que salían en el periódico o las revistas que le compraba a la mamá de mis hijos.

El sonido de mi teléfono de casa interrumpió el momento

—Lo siento, chicos —me levanté del suelo.

Mis hijos abuchearon haciéndose a un lado mío

—Regreso en unos minutos —excuse moi —jueguen entre ustedes —corrí a contestar la llamada —Bon jour —tomé la llamada

—¿Comandante Lerux? —preguntaron por el otro lado de la línea

—Oui —respondí

—Se le solicita en la central ahora mismo —no otra vez, los niños me van a odiar

—Ya voy para allá —suspiré rendido para terminar por colgar

•••

Dejé a mis hijos con mi madre, casi media noche y tengo que trabajar, pero como siempre, dificultades del oficio.

—Novato —pronuncie al verlo a lo lejos

—Buena noche, comandante Lerux —saludó el hombre

—No tan buena, diría yo —suspiré —siempre termino trabajando en días libres, pero bueno, ¿Qué tenemos?

—Dos cuerpos, un hombre y una mujer —Alonso me acercó a la escena del crimen

—¿Causas de muerte?

—Él, desangrado, está lleno de piquetes de algo que parece ser vidrio por todo el cuerpo y ella, un golpe en la cabeza, de igual manera, perdió demasiada sangre, estamos esperando que nos den la identidad de las víctimas.

Pasé mi mirada por los dos cuerpos atrapados en una cajuela de coche, notando que había francos sobre los dos cuerpos.

—O estos dos tuvieron buena racha en los casinos y a alguien no le pareció o algo los trajo a tener tanto dinero en efectivo —comencé a caminar en busca de pistas, la puerta del piloto estaba abierta, a un lado de la puerta un rastro casi nulo de agua fuera del río que había frente a nosotros en combinación con sangre (supongo que de las víctimas) las huellas de los zapatos casi desaparecían.

Seguí el camino del agua, llegando a un montón de ropa ensangrentada.

—¡Novato! —llamé al chico, quien corrió en mi dirección —¿Recuerda lo que le dije en su primer caso conmigo? —el chico negó con la cabeza —la persona que está detrás de todo esto, es una mujer —me senté en cunclillas sin tocar la ropa.

La ropa estaba en un completo desorden, a solo un par de metros del coche, por lo que seguramente es de la misma persona que asesino a las personas del coche.

Solamente esperaría a que me dieran mi equipo para guardar la ropa y mandarla a analizar, sería cuestión de esperar un par de semanas para que nos den los resultados.

Seguí caminando a un lado de las huellas en busca de otra pista. El pequeño camino de huellas poco a poco desaparecía sin dejar nada más que seguir, uno pensaría que son varios kilómetros, sin embargo, solo fueron un par de metros, ya que se degradaban.

•••

—Comandante Lerux —llamó Alonso en la entrada de mi oficina, levantando mi vista de las calificaciones de Bernadette —tenemos las identidades de las víctimas —hice una seña con la mano, incitando a qué entrara al lugar —ella es Roonie Hood —Alonso dejo una de sus fotos sobre mi escritorio junto con su historial de vida —veinte años de edad, originaria de Melun, su madre originaria de aquí y su padre norteamericano, nadie la había reportado como desaparecida —miré la fotografía notando que la mujer era demasiado joven, bien pudo ser mi hija

—¿Qué tienes del chico? —enarque una de mis cejas

—Jason Francis, veintidós años de edad, originario de Reino Unido criado casi toda su vida aquí en Francia, igual que a la señorita Hood, nadie lo reportó como desaparecido.

—Relación entre ellos

—Amigos de casi toda la vida, sus padres se conocieron por compartir el mismo trabajo para la misma persona —el chico movió un par de papeles en busca del nombre —John Beckcincle

—¿El señor Beckcincle qué tiene que ver en esto? —yo tenía un punto, no me lo diría si no tuviera algo relevante en el caso.

—El señor Beckcincle tenía tres hijos, Corine (...) y su hija mayor Agnès

—¿Tenía? —asintió

—Hace un año la señora Beckcincle comenzó a presentar síntomas de una persona no cuerda, por órdenes de su esposo fue llevada a un psiquiátrico de alta seguridad por matar a su madre, su hija, la más cercana es Agnès, le hicieron estudios a la señorita y resultó tener Transtorno Obsesivo-Compulsivo, por lo cual era la mejor en asignaturas pesadas, como matemáticas, álgebra, química y teoría avanzadas

—¡Al punto, novato! —estaba agotando mi paciencia, no necesito de tanto contexto para comprender el caso.

—A eso voy, comandante —prosiguió —Agnès Beckcincle fue trasladada a un hospital mental hace medio año, llamé al lugar y me dijeron que la señorita escapó hace unas semanas y hasta la fecha no saben nada de ella —levanté la mirada de los expedientes para verlo con detenimiento asegurándome que no me estaba tomando el pelo.

—¿En qué está pensando, novato? —crucé los brazos recargando me en el respaldo de la silla.

—En qué usted dijo que la persona detrás del asesinato de la señorita Hood, y los hombres Jason Francis y Henry Marcus era una mujer y esa mujer puede ser ella —enarque una ceja al ver que todo concordaba —créame, comandante —prosiguió —si encontramos a Agnès Beckcincle, encontramos a la culpable de asesinarlos

Medite lo que me acababa de decir, todo el problema era como piezas de rompecabezas que encajaban a la perfección.

La pregunta era: ¿Por dónde comenzar a buscar a Agnès Beckcincle?...

Mi lado psicodélico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora