Fueron unas semanas un tanto raras, nos dieron vacaciones de verano, eso significaba que no vería más a Julene, o al menos que no hablaría más con ella. Tampoco es que hubiéramos hablado mucho desde la discusión. Yo le dije lo que pensaba sobre la situación y ella no me hizo caso. Sé cómo va a acabar, igual que el resto, yo sabía que Pablo jamás iba a cambiar. No hice mucho a principios de verano, quedaba mucho con kennai y teníamos como una relación. Era un encanto de chico y venía mucho por mi casa. De echo se trajo un par de cosas de la suya, un poco de ropa, pijama y hasta se trajo la play. No le gustaba jugar en su casa por el ruido que había y como a mí también me divertía jugar pues se la trajo, y muchas tardes nos quedábamos comiendo pizza y jugando juntos. También veíamos muchas películas e ibamos a cenar a restaurantes de la zona. Nuestro preferido era uno en frente de la playa, siempre cenábamos en la terraza iluminada por bombillas, y a veces venían grupos poco conocidos a tocar su música y era muy agradable. Además hacían las mejores lasañas que he probado nunca. Después de eso dábamos paseos por la orilla de noche descalzos por la arena dados de la mano. A veces nos llevábamos toallas y nos tumbabamos en la arena a ver las estrellas, buscábamos constelaciones o nos las inventábamos. Sentía que lo tenía todo con él.
También iba a ver a mis padres e incluso nos fuimos una semana de vacaciones a Mallorca. Cada año íbamos a un lugar diferente y mi madre quería visitar a una amiga que se había mudado allí, además decían que estaba genial y había muchos sitios preciosos para visitar. No hice ningún amigo pero mi madre estuvo feliz y eso me sirvió para estarlo yo.
Pintaba un buen verano, todo estaba a mi favor de momento, todo estaba yendo como yo quería
ESTÁS LEYENDO
Serendipia
RomanceSi no te entiendes a ti mismo, jamás intentes entender al amor. Una chica de 24 años conoce a una nueva amiga, se enamora de su hermano, pero tras el paso del tiempo empieza a confundir sentimientos.