Hola chicxs, volví con un nuevo relato que ocurrió hace unas 2 semanas o así, será cortito (Edición: no es cortito el capítulo jaja).
La cosa es que por fin, después de un mes que estuve casi sin salir de casa vinieron a recogerme unos amigos de toda la vida para irnos de camping (en los capítulos anteriores les hemos llamado Sandra y Sergi, así que los volveré a llamar de esta misma manera).
Nos fuimos al campo, un lugar donde suele haber más chavales de nuestra edad aproximadamente acampando. Básicamente porque somos estudiantes y no tenemos dinero porque el lugar al que solemos ir está en mitad de la nada y es ilegal hacer noche ahí. No entiendo por qué es ilegal si ni siquiera molestamos a nadie, pero bueno.
Habíamos estado toda la mañana caminando por el campo y a eso de medio día decidimos para y montar nuestra tienda de campaña. Llevábamos 2, una más grande que solemos compartir Sergi y yo; y otra un poco más pequeña pero también para dos personas que suelen compartir Sandra e Isa (tal y como la llamamos en otros capítulos. De hecho, mis amigos cercanos ya han aparecido en otros relatos).
Cuando llegamos al lugar de montar la tienda, nos encontramos que unos jóvenes se habían instalado en nuestro sitio habitual. Pareció que se dieron cuenta.
— Hemos llegado antes —dijo sonriendo un chico que terminaba de montar su tienda.
— Es el mejor sitio eh —le respondió Sergi—. Más que nada porque detrás de esa roca no hay viento y no se os vuela la tienda.
El lugar en cuestión, era una pequeña explanada detrás de una piedra gigantesca, por tanto, si por la noche había viento, la tienda no se movía. En otros lugares ya nos había pasado que la tienda se había movido tanto por el viento que no pudimos dormir bien.
— Podéis poner vuestras tiendas al lado de la nuestra, no hay mucho sitio, pero bueno, algo es algo.
Al final decidimos hacer caso y pegamos nuestra tienda a la suya para que la roca nos cubriera lo máximo posible.
Comimos con los chicos. Eran un chico y una chica, unos hermanos que se habían ido de acampada al igual que nosotros. Ambos eran morenos con los ojos oscuros, delgados pero de piel bastante clara.
— Soy Julio —se presentó el chico (ya sabéis que los nombres me los invento eh)— y ella es Ari, mi hermana.
Estuvimos comiendo unos sándwiches y hablando de algunas trivialidades. Julio es muy atractivo. No es que sea muy guapo tal y como entendemos hoy en día los cánones de belleza pero tiene algo que atrae. Puede ser su forma de hablar, sus gestos o sus facciones, pero me atrae y mucho.
En cuanto a su hermana poco puedo decir, es igual que su hermano pero con el pelo largo y un poco más rizado.
Al poco rato nos enteramos que Julio es bisexual y su hermana hetero, aún así a julio le suelen atraer más las chicas.
— ¿Habitualmente hacéis acampadas por aquí? —preguntó Sandra.
—La verdad es que no, pero como en enero tenemos los exámenes de la uni, hemos venido a despejarnos un poco para ponernos luego más en serio. El fin de semana pasado hicimos lo mismo — nos explicó Julio.
Nos contaron que Julio estudiaba una ingeniería (típico de tíos en España jajaj, son todos ingenieros) y su hermana (que era más bien callada) estudiaba algo de letras. Yo estudio una carrera de ciencias, Sergi una ingeniería también y Sandra está acabando un grado superior (no os puedo contar más, sorry jajaja).
De un momento a otro la cosa se subió un poco de tono.
— La verdad es que tenía que sacar a mi hermano de su cuarto porque con la cosa de que entre tema y tema hay paja, se me desvanece —dijo Ari (Y MENOS MAL QUE ERA TÍMIDA JAJAJ).