—Buenos días mamá — la saludo con un beso en la mejilla.
—Buenos días Álvaro — se gira hacia mí dedicándome una sonrisa. —¿Algún plan para hoy?
A pesar del paso del tiempo mamá sigue sin tener ninguna arruga, y eso le fastidia a muchas. A sus cuarenta y un años, mamá, tiene una vida que ni siquiera había podido imaginar, o eso es lo que nos dice, es feliz con papá, tiene unos mejores amigos increíbles y la gente la adora. Además, tiene el trabajo de sus sueños con Pablo.
Me siento en la isla de la cocina y ella se sienta a mi lado.
—Tenía pensado ir a junto Sergio ya que no va a hacer buen tiempo.
—Sabes que también puede venir aquí, no? Pablo y Héctor van a pensar que te quieres ir a vivir con ellos — bromea.
—Lo haría pero me gustan mis padres.
—¿Qué quieres? — pregunta entrecerrando los ojos.
—No quiero nada, es solo para que me dejes salir.
—Sí, puedes salir. Pero ya sabes, cómo me entere de que vas a otro sitio...
—Sabes que no.
Para mamá la confianza es muy importante. Clara y yo siempre le contamos nuestros problemas a ella y a papá, porque siempre hacen todo lo posible para ayudarnos. Nunca los minimizan, todo lo contrario, para ellos ayudarnos es lo más importante, así que, sí, tenemos una confianza increíble.
—Buenos días — papá entra en la cocina y abraza a mamá. —Buenos días, preciosa — le da un pequeño beso en los labios.
—No os beséis delante de mí — les digo un poco molesto, papá siempre lo hace apropósito.
—Pues vete — responde papá sonriendo burlonamente. Mamá le da un pequeño golpe en el brazo y yo me levanto.
—Os dejo solos parejita — me burlo antes de salir de la cocina.
Antes de empezar a caminar les echo un último vistazo, y como sospecha se están besando apasionante. Puede que el tiempo pasara pero su pasión nunca cambió.
Bueno, ahora toca ir a junto Clarita.
Entro en la habitación de mi hermana y todavía sigue acostada.
Me tiro encima de ella en la cama. Pero sin hacerle daño.
—¿Qué haces Alvarito? — dice con la voz algo ronca. Sigue con los ojos cerrados, todavía tiene sueño.
Me saco de encima de ella y me acuesto a su lado.
—No entiendo tu manera de despertarme — comenta mirándome.
—Ambos sabemos que no estabas durmiendo, solo estabas con los ojos cerrados intentando volver a dormir.
—¿Mamá y papá se estaban besando? — pregunta como si fuera lo más normal del mundo.
Asiento poniéndole una expresión aterrorizada y ella sonríe.
—Sí. Primero, fue un beso de buenos días, pero después se empezaron a besar apasionante.
—Pero si es muy bonito.
—Sí claro, bonito es que se den un besito, no un besazo que parece que se va a acabar el mundo.
—Pues a mí me gusta que se besen y también que nos hayan contado su historia de amor. Yo creo en el amor por ellos, no me hace falta verlo en las películas porque lo veo cada día, por parte de las dos personas que más quiero en el mundo.
Me levanto de su cama y la miro desde mi altura. Es increíble lo diferentes que podemos ser Clara y yo y aún así llevarnos muy bien.
—Un discurso muy cursi, puede que me gustara un poco excepto el final. ¿Cómo que las dos personas que más quieres? ¿Y yo que soy, un mueble? — le pregunto indignado.
—Tienes razón, también quiero a Max, y después vas tú — me sonríe burlonamente.
Max es el hijo de Toby. Toby murió hace tan solo cinco años. Fue un golpe bajo para todos, incluso para mí y Clara, que por aquel entonces teníamos trece y doce años.
—Se lo voy a decir a mamá — le digo apropósito y salgo de su habitación.
Empiezo a correr para el pasillo cuando escucho los pasos apurados de Clara.
—¡Mamá! — grito antes de llegar a la cocina. — Mamá, tú hija dice que quiere más a Max que a mí — me quejo y sonrío juguetonamente a Clara cuando entra en la cocina.
—Sí me despertaras como lo haces con tú hermana yo también te lo habría dicho — dice sinceramente y se encoge de hombros.
Papá nos mira a los tres divertido.
— Ja — Clara se burla.
Papá abraza a mamá por detrás y ella coloca sus manos sobre los brazos de papá.
Vale si que se ven muy bonitos, pero no lo voy a reconocer en voz alta.
Papá a veces puede intimidar bastante, sobretodo si no lo conoces. Porqué la verdad, si se te acerca un hombre lleno de tatuajes y musculoso por la calle y no piensas que en realidad es muy amable y cariñoso. Y por ese mismo motivo es por el que mamá siempre nos dice que no juzguemos a la gente por las apariencias.
—¿Así que le vais a dar la razón? — pregunto.
—Sí — dice papá.
—No te preocupes yo también quiero más al perro que a tu padre — me susurra mamá y sonrío.
—Qué la tenemos, eh — dice papá, por lo visto si que escuchó lo que dijo mamá.
Mamá se gira hacia él y se miran fijamente a los ojos.
—No te pongas celoso del perro — le dice mamá divertida.
Papá sonríe de lado y le da un beso en la cabeza. Clara exclama con ternura.
—Bueno Clarita, creo que sobramos aquí — le digo agarrándola del brazo y arrastrándola por el pasillo.
—Pero si son una monada — se queja.
—Volviendo a nuestra "discusión" — le suelto el brazo y abro la puerta de mi habitación. — me quedo con que soy el favorito del perro.
Sus ojos color miel me miran indignados antes de que le cierre la puerta en la cara.
Me encanta molestarla, pero a ella también a mí.
Cómo era de esperar Max está en mi habitación, acostado en el suelo.
—Bueno Max, parece que en ésta batalla quedamos en empate — le acaricio la cabeza y él me lame la mano. —Tú también eres mi favorito — digo sonriendo.
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El chico de los tatuajes
Teen FictionLIBRO 2 Álvaro López, el hijo de Iria y Jorge, ya tiene dieciocho años. Se puede decir que se parece bastante a su madre a su edad, solo que él no se escapa para ir a fiestas. Desde que comenzó su adolescencia empezó a llamarle la atención algo, o m...