Capitulo -3: ¿Hablar de Qué?

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Ese era el espacio de Whis, su único lugar fuera de todo, de las órdenes de su señor, de sus deberes, se ser un ángel. Allí Whis era Whis, un simple ser que existía con sus gustos y cada cosa que quisiera.

Un ángel no puede querer nada, ellos son de servir, guiar y entrenar a sus dioses, pero cabía en ellos esa pequeña ración de individualidad.

Itami por otra parte, se le hacía una criatura peculiar; le daba curiosidad su procedencia y todo referente. Se le hacía un ser extremadamente inocente, eso lo dedujo por su forma de hablar y expresarse. ¿De dónde la sacó su padre? Aún se lo preguntaba, pero pronto lo sabría.

Whis se encontraba leyendo un libro absorto en sus pensamientos, cuando ella a su lado se apareció para hacerle unas preguntas a su nuevo dueño.

-¿Qué lee, señor Whis? -se posó a su costado flotando como bruma fantasmal.

-Un libro proveniente de un planeta muy avanzado en un sistema solar no muy lejano a aquí -le contestó sin quitar su vista de su lectura.

-¿De qué trata?, No sabía que ustedes los angeles les interesara la literatura de seres inferiores -continuó Itami.

Whis cerró el libro en su mano y dibujó una pequeña sonrisa.

-A veces no está mal hacerlo -fue lo que le contestó- ¿Te gusta leer? -le preguntó.

Itami solo ladeó su cabeza ligeramente analizando lo que Whis le contestó.

-Una vez leí libros que ilustranban cosas de la creación. Criaturas, animales, plantas, flores, razas -le contestó mirando ese libro cerrado entre las manos del ángel.

-Te gusta mucho la creación, ¿No es así? -Whis se levantó y se dirigió a un librero que había en la pared para guardarlo. Respecto a la pregunta Itami solo asintió levemente- De eso tengo algo por si gustas leer.

De la muchacha solo recibió un entusiasta si y una sonrisa. Itami se entretenía con ese tipo de cosas, tenía gustos muy simples, de hecho lo que para cualquiera parecía insignificante, para ella era algo peculiar que de seguro tenía algo que apreciarle.

Whis se ofreció en ir por él, ya que no lo guardaba entre su colección de lectura, ya que no pertenecía a ese tipo que guardaba en esa habitación, en la cual solo tenía un estante de piso a techo repleto de libros distintos, una mesa, una silla y un sofá.

La dejó sola en ese instante mientras iba por el libro. Si, era de noche, pero no existía en ellos eso de "la noche es para dormir" solo era el ser del tiempo y ya.

La curiosa mirada de Itami se dirigió a ese estante repleto de libros. A muchos no les comprendió el título, ya que eran en idiomas que eran desconocidos para ella, pocos comprendió que decían, en realidad tres. Esos estaban en el idioma escrito de los angeles, por lo que los reconoció. No les dió mucha relevancia.

Ese ángel, Whis como le dijo que se llamaba, se le hacía un ser peculiar. No era como Daishinkan, el único ángel tan cercano que alguna vez tuvo a su lado. Pensando en eso una luz se hizo prestar atención. Algo que la hizo voltear a su costado derecho para ver qué era eso que iluminaba en color celeste la habitación.

-No me dejaste explicarte nada -la voz de Daishinkan la hizo pestañear un par de veces antes de notar la imagen de él en la esfera color celeste que flotaba frente suyo.

-Daishinkan -dijo al notarlo- ¿Que hace aquí? -preguntó confundida al no entender porqué llamaba y de esa forma. Él siempre estaba en persona cuando hablaban.

-Te lo dije, quiero aclarar las cosas -Itami pudo notar como Daishinkan le sonreía.

-Así no. Así no me gusta hablar -le dijo ganando una carcajada de parte del Gran Sacerdote- Aunque no quiero hablar de eso.

-No me gusta que entre nosotros quede un malentendido -agregó- No planeo hablar hoy del tema. Pronto. Mas espero tu atención, no quiero que me vuelvas a dejar hablando solo como la última vez y desaparezcas una vez más.

Esas palabras fueron como un balde de agua fría. No le gustaba recordar aquella última vez que vió a Daishinkan. Ese día sintió enojo, frustración, tristeza y decepción de él. No le gustaba recordarlo así, no le gustaba tener esa imagen de él, mas fue la que le dejó. Un amargo recuerdo el cuál se restregaba en su rostro cada día con ácida tristeza que la hizo llorar más de una vez.

-Le dije que no quiero. Usted es lo que es, yo fuí lo que debió ser y no más -contestó luego de que como tsunami se fueran esos recuerdos sobre ella.

-No quise dejarte -añadió Daishinkan.

-Lo hizo -contestó.

-No te encontré -continuó.

-No quise que me encontrara -atacó en palabras.

-Entiendo -vió comí Daishinkan cerró los ojos lentamente- Creo que me gané eso de tu parte. Espero que en algún momento en que consideres conveniente y te surja el deseo de saber las verdaderas razones, podamos vernos y aclarar todo.

-Daishinkan -esas palabras no la hicieron sentir bien, en cambio sintió culpa por decirle que no- Si, en otro momento. Ahora estoy algo ocupada con el señor Whis.

-Me alegra oír eso -le sonrió levemente- Que bueno que estés entretenida con Whis, pero procura no quitarle más tiempo de lo debido -agregó.

Luego de eso, de despedirse y de unas pocas palabras más que intercambiaron ambos, la esfera se disipó en el aire.

¿De verdad le daba gusto oír que se entretenía con Whis? Antes era él quien pasaba el tiempo con ella, antes era él quien dibujaba una sonrisa en esos labios color durazno. ¿Le causaba molestia entonces imaginar a otra persona en su lugar? Si, la respuesta era si, pero no sabía con exactitud que tipo de molestia era. Sentía como si algo en su pecho se apretara ligeramente. Más no les dió la relevancia merecida, ya que solo lo sintió momentáneo; la presencia de Itami con Whis sería momentánea. 

Whis regresaba por uno de esos largos pasillos semejantes a túneles de cueva con el libro en manos. Al llegar a la habitación, lo primero que notó fue una estela flotante de escarcha azulada, más bien, celeste. Pudo sentir desde hacía ya rato de quién se trataba; era su padre. No fué desapercibido eso para él, ya que la esfera contenía energía, contenía Ki, y Whis conocía bien a quien pertenecía. No le pareció extraño o malo eso, ya que según deducía, ellos eran cercanos, o al menos alguna vez lo fueron.

-¡Volví! -exclamó Whis causando un salto a la muchacha del susto. Itami no esperaba que el ángel apareciera en ese momento y menos así.

Whis solo rió en su manera característica al ver en brinco que pegó la muchacha.

-Traje el libro que dije -le dijo extendiendo el libro hacia ella.

-¡Gracias! -recibió de Itami.

-Mi padre... Mi padre estuvo de alguna manera aquí, ¿No es así? -preguntó en tono inocente. No esperaba una respuesta precisa en particular.

-Si... -la respuesta de Itami no fue sorpresa, lo que si lo fué en como lo expresó. De una manera triste, apagada al instante en que lo nombró.

-¿Le causa alguna aflicción hablar de mi padre? -cuestionó al ver su expresión.

Itami solo guardó silencio un momento antes de si quiera querer responder. No sabía por si misma si la respuesta era si o no.




Continuará...

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