Manantiales (IIDATODO) AU

4° Parte

Ya avanzada la noche, Todoroki salió en silencio de su habitación para dirigirse a la orilla del mar, encontrándose ahí a sus amigos, justo como lo imaginó. Izuku y Momo, qué en todo momento permanecieron cerca de la orilla para asegurarse que su amigo estaba bien, esperaron a que anocheciera para poder estar de nuevo frente a su príncipe.

Ese día había sido bombardeado de información y, aunque podía manejarlo, se sentía un poco abrumado por todo lo que no conocía del mundo humano. Aún así, no se arrepentía de su decisión.

—Felicidades, Todoroki. Ese humano parece muy interesado en ti. —Comentó la sirena con sinceridad, aunque se notaba algo cansada.

Desde que el príncipe desapareciera, el rey Endeavor había puesto a todo su personal de confianza a buscarlo hasta debajo de los corales, en especial, a Momo Yaoyorozu que era la más cercana de sus súbditos y guardia personal de Shoto pero la chica aguantó estoicamente el cuestionamiento del rey y no delató a su amigo.

Mientras ella pasaba por eso, fue Izuku el encargado de vigilar a Todoroki, el cual le comentó todo lo que pudo observar a la distancia, así que era el más emocionado al distinguir la buena conexión que lograron los príncipes aunque no estuvieran mucho tiempo juntos.

—De hecho parece que va a besarte en cualquier momento.

Lo que Todoroki no sabía expresar, más allá de no poder hablar, es que no entendía lo que sentía en su interior ni lo que ocurría con Iida, así que tal vez un beso no sonaba como que fuera a ser suficiente... Y él tenía razón.

El hechicero le había aclarado que tenía que "volverse importante para esa persona" y la manera en la que Iida a veces actuaba no se parecía al aprecio que le tenía a su hermano o su amiga, era más primitivo y territorial.

Por supuesto, Dabi no le especificó que, si lo volvió Omega, fue para que no pudiera controlar sus feromonas en un reino lleno de Alfas y, eventualmente, ser utilizado por alguno, fuera el príncipe Tenya o no, nadie quería a un Omega ya usado.

Los seres del mar permanecieron juntos unos minutos más, Todoroki recibiendo algunos consejos para acercarse a Iida y sus amigos deseándole suerte en su tarea hasta que se sintió cansado, disfrutando por primera vez, el placer de dormir en una confortable cama.

Al día siguiente, luego del desayuno, el príncipe menor acaparó al heterocromatico, invitándole a conocer aún más su reino, sin permitir que ni Uraraka ni Tensei se apuntaran a su inocente intento de cita; Todoroki aceptó sin pensarlo, sonriendo con un suave rubor, la muestra más efusiva que había tenido de emoción, desbordando a Iida de felicidad.

En teoría, un príncipe no debería salir del castillo sin protección y, un Omega y un Alfa que no estén enlazados no deberían salir a solas pero había circunstancias que podrían ser una excepción y con ese desconocido, él estaba dispuesto a volver todo una excepción.

Las personas que reconocían a su príncipe, lo saludaban alegremente y le ofrecían una reverencia, que él siempre evitaba y presentaba a su nuevo amigo con orgullo, tomándolo de la mano para que no se alejara demasiado y dejar claro que iba con él; nadie fue tan indiscreto para insinuarlo pero, más de uno, creyó que el futuro rey, por fin había encontrado a su futura pareja y le mostraba el reino de manera extraoficial.

Todoroki estaba impresionado por los diversos objetos que lo rodeaban, los colores, sonidos y aromas también eran sorprendentes para él, aunado al inquebrantable contacto que mantenía con su acompañante y le brindaba tranquilidad, pero nada se igualaba con el trato que tenía Iida con sus súbditos; nadie le temía y aún así imponía respeto, esa era una interesante manera de gobernar que él también quisiera aprender.