–Agh.....
Se da la vuelta para salir por la puerta trasera, no sin antes lanzarme una mirada escalofriante por encima del hombro.
Me acerco a la nevera sirviendo un vaso de agua templada, le doy un sorbo y por alguna razón me supo amarga.
Hago visible una mueca, lo de menos era el agua..... ¿Que a pasado con mi vida?
Lo que parecía un inocente contrato de matrimonio por herencias, se ha convertido en un perverso y de cierta forma extraño juego de supervivencia. No recuerdo cuando mi vida fué normal, cuando fuí esa secretaria, que le gustaba colocarse un labial discreto por no llamar la atención, y hoy......hoy estoy casada con alguien que posee el conocido apellido Harrison a la vez que trastornos de personalidad y dos primos polos opuestos.
Te ves tan bien...
Unas palabras invaden mi mente, una voz conocida decía eso pero no recordaba cual.
Puedo, puedo sentir como una asquerosa mano rozaba delicada mi rostro cosa que me provoca náuseas, mis, mis muñecas se encuentran atadas, intento desesperadamente moverlas sin éxito alguno, no puedo sentir mis piernas, mi estómago, siquiera mis dedos de los pies. Quiero gritar, intento gritar, nada, no puedo hacerlo, de mí solo sale un suspiro acompañado de lágrimas que se escapan sin previo aviso, se resbalan por mis mejillas pálidas hasta escurrirse para llegar a mi boca y saborear esa acidez característica ¡QUIERO GRITAR!
–¡AH!–De mis labios escapa un grito de horror que me paraliza por un instante.
¿Que son estos recuerdos?
Lo peor no es eso, lo peor es que vienen incompletos, rotos, un puzle con piezas faltantes que no se encuentran fácilmente.
Huele muy mal....
El recuerdo de un olor putrefacto rondando mis alrededores, y encontrarme bañada en él me causa mal estar.
Mi cabeza me pide a gritos que recuerde algo pero no sé que, esos sueños, esas palabras y, y ese edor. Algo pasaba, me sentía rara, sucia.
–Hanna–Palabras estremecen mis sienes.
Solamente volteo diciendo todo con la mirada.
–¿Qué pasó?–Dice Marck acercándose lentamente.
–Nada, solo.....solo vamos a dormir–había perdido la noción del tiempo, ya era noche.
–Acabas de gritar, algo pasó pero nada, no me cuentes–pasó su mano por mí hombro, me incomodó pero le dejé, solo quería ayudar–anda vamos a dormir.
No respondí, solo caminé, paró un segundo dirigiéndose a donde se encontraba mi vaso de agua por un segundo lo perdí de vista y lo tenía enfrente con él.
–Anda toma, dormirás mejor si tomas algo de agua–Solo la acepté asientiendo con la cabeza.
Fuí a la habitación y quedé sorprendentemente dormida muy rápido.
Sueltame...
No me vuelvas a tocar...
No puedo decirlo, no puedo hablar.
6:00Am.
Ya casi es de día, debería dormir un poco más pero, me asusta tener que volver a pasar por esos sueños. Me tocan, manosean, y siquiera puedo moverme.
Me levanto para dirijirme al baño, mi cabeza se siente como si hubiera sido golpeada durante horas....
Habro el grifo de la ducha, dejo que agua helada golpee mi piel, necesito refrescarme, el desasosiego me carcome.
En décimas de segundo que veo mis muñecas, están marcadas, como si tuviera una pulsera o.....estuvieran atadas.
Ok, ya no sé si es paranoia, estoy enloqueciendo o debería preocuparme.
Me coloco algo de ropa y bajo a prepararme una tila, siento que mi cabeza tiene la necesidad de estallar.
Siento el sonido de un auto frenar en el portón, salgo, a revisar.
–¡Eres tú!–Dice una vocecilla muy familiar.
–Ey, pequeño que haces aquí –Al darme cuenta de quién era me acerqué, era el pequeño que conocí, el hermano de Marck, venía junto con sus padres.
–Vinimos a ver a la abuela por su cumple ¿Se enfadará conmigo porque no llegué a tiempo–Dice jugando con sus dedos.
–Claro que no pequeño ¿Como se puede enojar contigo?
–Vale, vamos a verla–Dice a lo que asiento, me agarra de la mano y nos adentramos.
Estaba Hans de salida, cuando vió al pequeño paró en seco y se giró para saludar portando una sonrisa encantadora ¡Valla!
–¡Ey león!–¿León?– ¿Como está el rey de la selva?–Ah....claro debe de ser algún juego interno con el niño.
–Te extrañé mucho –Dice el pequeño adorable y lo abraza, valla Hans se a quedado paralizado como si no supiera lo que es el cariño.
–Vamos que te muestro tu habitación –Dice poniendo fin a esa escena de película.
¿Porqué tendrá esa actitud tan fría?
Cuando pensaba en Hans solo me venían miles de incógnitas a la cabeza,cosas incompletas como:
¿Que hay de su pasado?
¿Tiene pareja?
¿Y su vida personal?
No sabía nada, no tenía idea de que se escondía tras esos ojos azabaches, lo único que sabía era su nombre Hans Harrison, y de segundo apellido ni hablamos.
En cambio, él, me observaba por los pasillos como si con tan solo ver mis ojos supiera quién soy, de donde vengo, hacia donde voy. Bajo los rayos del sol fundía su mirada con la mía a través del cristal que nos separaba, yo desde mi habitación y el sobre el verde pasto recién cortado, me ruborizaba al sentir sus ojos en un vano intento de chocar con los míos.
–¡Hanna!–Se rompe el silencio que había formado.
–¿Si?
–Que vamos al patio trasero a tomar té, con mi abuela quieren hacer no se qué de un picnic.
–Oh, me gusta la idea. Vamos Liam–Digo tomando su brazo jalándolo.
Por unas décimas de segundo nuestras miradas se cruzaron, por alguna razón no quería dejar de mirarlo, no quería que dejara de mirarme.
–Vamos–¿Porqué dije eso?
–Ah....si, sí vamos–Dice apresurando el habla.
Liam es un chaval muy inocente y tranquilo, conserva la mirada de un niño que no tiene maldad, que sería incapaz de hacer daño a una mosca.
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Si por alguna razón pensaban que aquel capítulo donde se presentaba el pequeño hermanito no sirvió de nada, estaban muy equivocados.
El pequeño adorable es de mucha importancia.
Se les quiere (^3^)
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Recuerdos
Romantizm¿Que pasa si un día pasando casualmente por la calle te encuentras al posible amor de tu vida? ¿Si al día siguiente por un giro del destino se convierte en tu jefe? ¿Si es bipolar e insoportable pero te sientes atraída por el? ¿Si te ves prácticamen...