Recuerdos

๑Polos opuestos๑ (Pt.4)

–¡Que haces, quita!

–Sabes lo que hago y lo que quiero –dice mordiendo su labio inferior.

–Era una pregunta retórica, mira voy a bajar, voy a mezclarme en la fiesta, a engordar cinco kilos a dulces finos de esos y tú, no me vas a mirar–Digo cortante saliendo y cerrando la puerta en su cara.

Siento como me observa alejarme con una sonrisa mostrando sus dientes, me tenso levemente y aprieto los puños, pero me aguanto y bajo.

Veo a Marck desde el otro lado bebiendo el cuál me hace una seña para a que me acerque, oh no.

–Hola.

–¿Lo estas pasando bien?–Dice mostrando simpatía.

–Si, supongo, tus amigos son....divertidos.

–¿Tu crees? Para mi son odiosos solo hablan de trabajo–Dice y me deja confusa por un segundo.

–No, si son insoportables yo lo decía por quedar bien–Digo serena, como quien no conoce que habla de sus amigos.

–Auch, eso dolió–Dice tocándose el pecho queriendo mostrar un dolor inexistente.

–Más que mereces por hacerme venir a este funeral.

–Estás guapísima–Dice acariciando mi cabello desordenado.

Sus ojos se vuelven cristalinos ¡Se ve tan bien!

Bajo la mirada en señal de rechazo, sabía las consecuencias de no hacer lo que quería pero ¿Que hay de lo que quiero yo?

El recibió el mensaje, asintió y se alejó a donde los vinos, entre la multitud vi como tomó uno tras otro durante el resto de la noche.

Al retirar a las personas, el se encontraba dormido recostado a la barra, decidí acercarme.

–Marck, vamos a la habitación–dogo casi en un susurro.

Solo balbucea y abraza la botella.

A los pocos segundos llegan los chicos y me ayudan a subirlo a la habitación.

Cuando ya estaba, lo ví dormido, por lo que retiré el vestido de mí, para sustituirlo por un pijama de franela blanca.

Me recuesto a su lado y fuí víctima de un anhelado profundo sueño.

Frío...

–¡Aquí estás!

Me encuentro recostada al tronco de un árbol que parece muy antiguo, intento pararme pero mis pies no tienen la suficiente fuerza para ello, caigo al suelo y uno de mis pies descalzos roza con algo puntiagudo que provoca una herida poco profunda.

Me estoy mareando, mi cabeza duele, siento que me toman bruscamente por la cintura.

–Auch.

Solo puedo ver la parte trasera de unas botas oscuras caminando entre hojas secas adentrándose a algún lugar que no alcanzo a ver, cada vez me cuesta más permanecer con los ojos abiertos.

–¡Hanna!

–¿Dónde estoy?–Balbuceo.

–En el patio trasero, como ayer–Dice Liam.

Me levanto con ayuda de los chicos y me ayudan a dirigirme a la mansión.

–Toma querida–Dice Martha acercándome un té verde.

–¿Y Marck?

–Aún se encuentra dormido–Escucho detrás de mí a lo que me giro rápidamente.

Era ese chico, no olvidó como fueron mis últimos encuentros con él, era tan raro, tan.....¿Marck? Si pienso por un segundo es como Marck, puede cambiar su expresión de un segundo a otro.

Pero tenía ese toque psicópata que me causaba escalofríos y una sensación de vacío en mi pecho que aún no interpretaba.

Cómo a las dos de la tarde bajó Marck muy bien arreglado como si nada hubiese pasado, nosotros no tocamos el tema, presiento que los demás ya conocen la otra cara de Marck, se mostraban ingenuos y levemente atemorizados en su presencia, al contrario de ese chico al que le gustaba plantarle cara y chincharlo de vez en cuando.

–Buenas tardes bello durmiente.

Dijo y no respondió, solo tomó una chaqueta y salió.

–No estamos de humor hoy–Dijo riendo falsamente.

Al final consiguió su objetivo y Marck dió la vuelta algo ¿Risueño?

¿Porqué caíste en sus juegos Marck?

–Buenas tardes primo Hans–Por fin, su nombre–¿Yá estás mejor de lo que pasó antes?–Dijo Cruelmente, no entiendo a qué se refiere.

Hans no le contesta y solo sale de casa tomando las llaves de su coche.

De repente comenzó a llover ferozmente, las hojas de los árboles del jardín trasero se estremecían con el fuerte viento, las nubes se tornaban aún más agresivas con cada minuto que pasaba, había casi total oscuridad en las calles.

Me encontraba sentada frente a una ventana observando la lluvia caer, tenía esa sensación de paz que solo un diluvio provoca.

–¿Que miras rubia?–Me sorprende Liam, se encontraba detrás de mí.

Tomó una silla la volteó y se sentó, cruzó sus brazos apoyándolos en la parte trasera de la misma y se acomodó. Me miraba con dulzura mi corazón latía cada vez más deprisa sentía que en cualquier momento se detendría.

–¿Cuánto llevas ahí?

–Lo suficiente para saber que te gusta estar a solas contigo misma–Me da una sonrisa genuina–Y ahora ¿Respondes mi pregunta?

–Solo admiraba las gotas que golpean el cristal de la ventana.

–¿Que tienen de especial, cuál es tu interés por ellas?–Dice girando levemente la cabeza curioso mientras espera una respuesta.

–Admiro las gotas de lluvia, por mucha oscuridad que haya a su alrededor.... Siempre encuentran un punto de luz para reflejar.

–Tienes una manera muy especial de ver el mundo–Dijo mientras indagaba en el azul marino de mis ojos.

–Eso creo, no lo sé–Dijo dirigiendo mi mirada al suelo avergonzada.

–Ey–Dice casi en un susurro levantando mi mentón con su mano–Nunca vuelvas a hacer eso, no prives al mundo de ver tus ojos, sería egoísta de tu parte.

–Eres un amor Liam–Digo levantandome para dirigirme a la cocina.

No dice nada y me fijo en como ocupa mi lugar para mirar al cielo de la misma manera en la que lo hacía yo hace solo momentos.

¿Porqué me tendría que tocar el hermano desequilibrado? Porqué no haberme puesto a este, piensa de manera parecida a mí y sospecho que le caigo bien, cosa que no percibo de Marck.

Resoplo fuertemente mientras hecho hacia atrás mi cabello desordenado.

En un par de segundos que cierro mis ojos a la entrada de la cocina choco contra un pecho desnudo perfectamente formado que huele muy bien.

–Quita.

–Debes fijarte por donde vas–Dice soltando una carcajada–Si es que no lo hiciste a propósito.

Recuerdo unas palabras viles que me serán útiles, o al menos eso creo–¿Mejor por lo de antes primo?–Digo con arrogancia.

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Hola, creo que estoy mejorando en mi forma de escribir, ustedes que opinan? :)