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No podia creerlo, todo parecía una pesadilla nocturna, una de la cual quería escapar pero, el dolor que sentia firmemente en el pecho lo volvía a la realidad, sabía que el engaño, la traición y todo lo anterior eran la dura y cruel verdad, aquella que se burló de él durante mucho tiempo, quizá.

Detuvo el auto frente a la casa de Hyungwon, una hermosa casa familiar con luces destellando en su interior. Una envidia que jamás creyó sentir nació en su pecho como una mala hierba extendiéndose lenta y dolorosamente por su alma ¿Porqué ellos podían ser felices y su familia no?

Cerró los ojos con fuerza tomando un respiro profundo. Tenía que ser fuerte, por él y por sus hijos, asi que, quitó las llaves de la ranura y salió del auto sintiendo el frío golpear su rostro pero, quizá preferia a eso a sentir el ardor que recorria su garganta.

Suspiró una vez más negándose a derramar una lágrima, por lo menos no ahi.

Levantó el rostro y camino hacia la puerta llamando un par de veces con los nudillos.

-Voy.-Escuchó del otro lado.

Se talló los ojos evitando derramar una lágrima más. No entendia porque se sentia tan sensible con solo escuchar la voz de su primo. Era su primo, el mismo de siempre, aquél chico alto y delgado de hombros anchos, guapo y brillante ¿Porqué quería llorar?

Sentia pena, vergüenza, coraje de tener que explicarle lo sucedido.

La puerta se abrió de golpe mostrando el rostro atractivo de Hyungwon, quien frunció el ceño extrañado al ver a su primo con aquél rostro triste, decepcionado. Sintió la necesidad de abrazarlo pero lo detuvo la voz carraspeante de Kihyun.

-¿Y los niños? Su voz se escuchaba tan lastimada y rota.

-Estan durmiendo... Aclaró el castaño. -¿Qué pasa, Kiki-ah?-Hablo tan delicado, como si su tono podría romper a Kihyun, y así fue.

El castaño negó con la cabeza y se lanzó a los brazos del mayor buscando un apoyo emocional, consuelo. Creyó ser fuerte pero no lo era, nunca lo fue. Sus lágrimas no tardaron en parecer para comenzar a mojar la polera de Hyungwon. Aquellos brazos que lo rodeaban lo hacían sentirse tan cómodo, en casa.

Hyungwon, sorprendido por el llanto de su primo, cerró la puerta y se quedó de pie acariciando suavemente su amplia espalda, moviéndose suavemente como si arrullara a un bebé. A lo lejos vió a Hoseok acercándose pero con un movimiento rápido de la mano lo obligó a detenerse y pedirle que se retirara dejándolos solos porque, aún no sabia si Kihyun seria capaz de hablar cómodamente con los dos.

El castaño logró calmarse, un ligero hipo rondaba su garganta pero el dolor seguía ahi, era inexplicable, después de aquél llanto no podia creer que el dolor se comenzara a adherir a su pecho apropiándose de su ser sin permiso alguno. Lo odiaba, odiaba sentirse débil.

-Ven... vamos a sentarnos-Habló Hyungwon acompañando suavemente a su primo al sofá más cercano.

Hyungwon observo a Kihyun mientras se limpiaba la nariz y los ojos, asi que se estiró un poco para tomar uno de los pañuelos que usaba para limpiarle las manos a su hijo Minhyuk y extenderselo a su primo.

-Ten... limpiate con esto-Susurró sin dejar de acariciar su espalda.

Hyungwon siempre había tenido una relación cercana con Kihyun, habían compartido una niñez y una adolescencia que marcó su vida, ahora que veia a su primo en aquél estado lo hacian querer llorar porque, admitía y juraba, nunca lo había visto asi de mal.

Fué bastante paciente, no insistió, mucho menos presionó a Kihyun para hablar porque sabía y confiaba en el de que en cualquier momento lo haría. Sabía que cualquier cosa que ocurriera debía ser muy grave como para que estuviese en ese estado y sobre todo, siendo el motivo por el cual tuvo que llevarse a sus sobrinos de aquél hogar. Penso que había una probabilidad enorme de que el origen, el núcleo de aquél problema tenia un nombre y ese era "Hyunwoo".

DIVORCIO. - SHOWKI.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora