Noche | parte 2

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Dulce noche, pero amarga a la vez. Me recuerda a él.

Aún me preguntó sobre esa historia la cual no finalizó. Quizás lo nuestro está destinado a ser solo pasajero.

El panorama ya me cansé de ver, tanto que mis ojos me arden y a gritos silenciosos piden cerrase para descansar.

Suelto un suspiro y meto las manos en los bolsillos de mí suéter, el cual no me cubre nada del intenso frío triste.

En ese momento los grillos dejan de cantar y el silencio se vuelve un completo enemigo. Estoy sola y cansada, quiero dormir y olvidar todo solo por hoy.

No tengo nada más que hacer mirando el lago si él no está junto a mí diciendo lo lindo que es, tampoco  cuando su tacto se vuelve dueño de mi piel y hace que me derrita por los ardientes que son sus dedos.

Vuelvo a suspirar frustrada y como si la noche estuviera en mi contra, del cielo nocturno empiezan a caer gotas de agua, miró hacia arriba y siento como la lluvia moja mi rostro junto a mis hombros para luego seguir con el resto de mi cuerpo.

Empiezo a temblar ya que las gotas están heladas y el viento sopla con intensidad como un huracán.

Me frustró por lo torpe que me veo estando ahí parada sin correr para refugiarme de la intensa lluvia. Cierro con fuerza mis ojos y suspiro dejando de sentir aquellas gotas.

La lluvia sigue cayendo, pero ya no lo hace sobre mí, hay algo que me cubre. Abro los ojos alzando la cabeza y en ese momento captó rápidamente que hay una paraguas de color negro el cual está por encima de mi cabeza protegiendome de la lluvia.

La lluvia cae fuerte que ni siquiera pude escuchar las chistadas del zapato con el pasto mojado.

La lluvia cae fuerte que ni siquiera pude escuchar las chistadas del zapato con el pasto mojado

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