Capítulo 7.

788 56 6
                                    

ARMIN.

Llevaba unos veinte minutos esperando, dado que a nuestro querido Eren no le daba la gana despertarse pronto en su día libre, Mikasa y yo desayunábamos en su comedor. Ellos se fueron a vivir juntos poco después de que yo me marchase a trabajar como infiltrado en diferentes misiones por el mundo. Aún no habían dado el paso de la boda, pero sabía que a Mikasa le haría mucha ilusión. Me acerqué a su acomodado apartamento ya que todo nuestro grupo habíamos pensado en pasar el fin de semana en la playa, en un chalet que descubrí que tenía como herencia de parte de mis padres poco antes de volver a Paradise. Supongo que desde niño di señales de que me encantaba el mar y el océano, por qué en el emblema de la puerta de entrada había grabada una concha de mar preciosa.

-Si no se levanta pronto, llegaremos por la noche a este paso.- Dije algo enfadado, suelo tener mucha paciencia, pero había veces en las que no aguantaba el sueño sin fin de mi gran amigo, que era capaz de dormir 24 horas seguidas si se lo proponía.

-Lo he intentado todo pero es un cabezón. Con lo poco que duerme por culpa del trabajo, cuándo tiene un día libre lo desperdicia durmiendo.- En ese momento se me ocurrió una idea un tanto rastrera.- Esa sonrisilla me da miedo, ¿Qué estás pensando?

-En lanzarle un barreño con agua helada y que lo amenaces con castigarlo sin sexo durante un mes. Es cruel, pero a tía Carla siempre le funcionaba lo del agua.

-Ojalá vinieses más a menudo por casa, a los dos nos vendría bien tu humor macabro de vez en cuándo.- Me confesó divertida mientras rellenaba una garrafa hasta arriba de agua y la cubría con hielos.- ¿Cómo es vivir solo al volver después de tanto tiempo?

-Bueno, en parte es divertido, sin contar los del trabajo, tengo mis propios horarios para hacer lo que yo quiera, puedo hacer lo que me gusta sin molestar o que nadie me critique, y Nymeria me da mejor compañía que algunas personas.

Me levanté para irme junto a ella hacía el cuarto que compartía con Eren, entramos con sigilo con una sonrisa de oreja a oreja, parecía un bebé recién dormido, abrazado a una almohada, al parecer desnudo, ya que Mikasa llevaba su ropa, decidí bloquear cualquier imagen que mi mente pudiese crear, conociendo lo salvaje que podían llegar a ser esos dos (y lo digo por experiencia propia, no se podía dormir teniéndolos en la habitación de al lado). Nos pusimos a los dos lados de la cama y nos preparamos para que en el momento en que Mikasa le lanzase el agua, yo le golpearía con una almohada. Nos miramos a los ojos, y contamos hasta tres con mímica, al llegar al final lanzó la garrafa, empapando a su novio.

-¡Joder! ¡¿Qué?! ¡La madre que me parió, que frío!- Apenas podía hablar, ya que los hielos le resbalaban por el torso denudo y yo le arreaba tan fuerte que le costaba protegerse con los brazos.- ¡¿Qué pasa?! ¿Nos atacan?

-Arriba gallina, que era solo un poquito de agua. Además, Mikasa me ha pedido ayuda para despertarte.

-Una cosa es despertarme, ¡Otra es provocarme una neumonía!- Gritaba con el pecho acelerado, y se le veían los ojos llenos de terror y enfado.

-No rechistes Eren, o te quedarás sin sexo durante un mes.- Se puso seria, cruzándose de brazos, ¿Aunque para qué negarlo? Casi le costaba aguantarse la risa.

-¿Un mes? ¿Tú estás loca? Si no aguanto ni una semana cuándo te vas a las conferencias del servicio policial a Bruselas.- Cierto era que Mikasa era la Comisaria Jefa del cuerpo de policía de Paradise, por lo que viajaba de continuo para las reuniones entre comisiones internacionales.

-Pues entonces vístete, cambia las sábanas y desayuna, Jean y los demás vendrán dentro de poco y no quiero hacerles esperar.

-Sí, señora. Dios, te pones tan sexy cuándo hablas con ese tono tan autoritario.

Una incógnita sin resolver (aruannie, Armin X Annie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora