ANNIE.
Tardé un poco en reaccionar, de hecho, más de lo que solía tardar en reaccionar a un estímulo externo, pero al final abrí los ojos, y lo primero que me encontré, no fue nada más, ni nada menos, que un hocico y una lengua, echándome el aliento en la cara. Fruncí el ceño y forcé la vista para poder observar mejor. ¿Por qué puñetas tenía a un perro en mis narices? Yo nunca he tenido perros en casa, mucho menos que se suban a la cama. Aunque en ese momento al pensarlo, me di cuenta de una cosa: ¡Ni ese era mi perro ni esa era mi maldita cama! Me giré lentamente, para no alarmarme, y por qué la perra asesina de Armin me vigilaba, juro que en ese instante quise gritar, pero más bien las palabras no podían salir de mi garganta. Lo poco que recordaba de la noche anterior era a Hitch obligándome a bailar y a beber, cosa que me venía de perlas por qué había discutido con Reiner poco antes de irme de fiesta, pero eso era cosa de otro mundo.
-¿Por qué tengo tan mala suerte?- Dije en voz baja como sustituto de pegar un grito. ¿Por qué estaba durmiendo en la misma cama que Armin, con él a mi lado, entonces pensé lo peor que podía pasar: que me hubiese acostado con él y me miré a mí. "Mierda" Fue lo único que mi atolondrado cerebro podía digerir, llevaba puesto un pijama suyo; una camiseta corta que me venía enorme y unos pantalones de igual forma. No había otra opción que la noche anterior pasó algo de la que no me acordaba de nada.
Me quedé observándolo detenidamente, había cambiado, pero yo lo seguía viendo igual, al menos cuándo dormía, inocente y muy guapo, maldita sea aún después tanto tiempo y con nuestro pasado, me seguía pareciendo guapo, e incluso me podía atrever que me atraía. Habían pasado unas semanas desde que comenzó a ser mi profesor y nunca me había fijado en él de esa forma, supongo que debido a mi propio rencor. Mientras lo veía dormir, allí a mi lado, tan plácidamente, recordé cosas, todas bonitas relacionadas con él, y por un momento se me vino a la mente aquel día en que la muralla, no la mañana en que se me declaró cuando solo éramos unos adolescentes, si no el otro día, aquella noche cuando cenamos al borde del abismo y me dijo por segunda vez que le gustaba. No sé por qué, pero lo miré como una psicópata, no me quedé con el tiempo exacto, hasta que decidí mirar el despertador de mesa que había a mi lado, la verdad es que me parecía curioso que Armin tuviese una cama de dos personas cuándo vivía solo, vi la hora y creo que se me salió el corazón del pecho; eran las ocho, la universidad empezaba a las nueve.
-¡Armin! ¡Despierta joder, se va a hacer tarde!- Lo desperté a base de manotazos en el pecho, tardó un poco en reaccionar, pero al final terminó por abrir los ojos algo confuso, forzó la vista para mirarme, y al comprender que yo, estaba en su cama, los abrió de par en par.- No me vengas con esa cara de bobo, si le cuentas a alguien lo que hicimos a noche te arranco que corazón.
-Tranquila, no hicimos nada anoche.
-¿Qué? Pero si estoy en tu cama, en tu casa y con tu ropa, está claro que anoche nos acostamos y no me acuerdo de nada de lo borracha que estaba.- Conforme hablaba él sonreía, se levantó para estirarse y comenzar a vestirse.- Oye, no te desnudes enfrente de mí.
-¿Por qué? Es mi casa, la que deberías girarte eres tú.- Iba a rechistar, pero era cierto, era su casa y además había tenido la amabilidad de darme ropa suya para que no tuviese que dormir desnuda o con el vestido de la fiesta. Aunque me giré para darle su intimidad, he de admitir que no pude resistirme a echar un vistazo fugaz, pero solo pude verle la espalda marcada, pues él también se había girado, llevaba alguna que otra cicatriz, aunque prefería no preguntar.- Vale ya está.- Hice como si no me hubiese quedado embobaba mirándolo.- Date una ducha mientras preparo un desayuno rápido, puedes coger algo de mi ropa del armario.
-¿Bromeas? No puedo ir por la universidad con la ropa de mi profesor con el que acabo de dormir.
-No pasará nada, siempre llevas ropa holgada ¿No? Nadie se dará cuenta salvo Hitch, eso o siempre puedes ir con ese vestido con el que estabas tan preciosa anoche.- Su piropo me sonrojó un poco la verdad, seguía sin estar acostumbrada a los halagos de nadie, y más viniendo de Armin. Me dejó a solas en su propia habitación para meterme en el cuarto de baño que había dentro de la misma. Me duché a corre prisa, sin poder creerme del todo que estaba en su casa, y tenía demasiada curiosidad por saber que puñetas había pasado para que despertase a su lado.
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Una incógnita sin resolver (aruannie, Armin X Annie)
FanficArmin Arlet, antiguo Comandante de la Legión de Reconocimiento, pasa a ser profesor de la universidad más prestigiosa de Paradise por petición de su mentora. Annie Leonhart, ex-espía de Marley vuelve a la isla, no como infiltrada, si no como estudia...