Una incógnita sin resolver (aruannie, Armin X Annie)

Capítulo 8.

NARRADOR

-Tenéis que estar de coña ¿Verdad?- Annie no se podía creer lo que sus mejores amigos le acababan de proponer en ese preciso momento.- No pienso ponerme eso.

-Vamos Annie, si es por enterarnos de tu querida cita con el profe.- Hitch como siempre, tan divertida y burlesca, clamaba casi rogando que su querida rubia atendiese a razones y le hiciese el suficiente caso como para que el plan funcionase correctamente.

-Yo estoy con ella, enana ¿Qué tiene de malo?

-¿Que qué tiene de malo? ¡Reiner, estáis hablando de colocarme un puto micro escondido entre la ropa para que escuchéis mi conversación con Armin!

Sí, la situación era cuanto menos, surrealista, pero la insana curiosidad de Hitch, y el precipitado sentimiento sobreprotector de su hermanastro llegaban a puntos de no retorno como para proponer semejantes estupideces. "¿De verdad tengo que hacer esto?" Pensaba conforme se abotonaba la camisa blanca ceñida al torso, remetiéndola por dentro de la falda de vuelo negra. Llevaban insistiéndole durante horas con aceptar su disparatado plan, aunque se negó en rotundo. Por fin las cosas con Armin volvían a ser como antes, o al menos, no lo odiaba. Tampoco quería que sus amigos le estropeasen la pequeña "cita" que su profesor le había propuesto.

-Os lo voy a dejar muy claro: Ni nada de micros, ni nada de espionajes, ni nada de nada. Hitch, contigo no puedo hacer nada, eres irremediable e insufrible, pero tú, Reiner, como sigas insistiéndome con esa tontería de saber lo que hago, haré que te tragues los dientes.- Su tono era totalmente autoritario, no había forma de que nadie la cuestionase, excepto claro, ellos dos, que siempre, de una forma u otra, conseguían salirse con las suya. Terminó de acomodarse frente al espejo de cuerpo entero, empotrado al lado de la puerta principal del pequeño apartamento, se recolocó las medias de rejillas a las firmes piernas que delataban su pasado como militar y se recogió el pelo en un sutil moño, no tan informal como el de costumbre, pero si más arreglado, dejando un ligero mechón dorado cruzando su ojo izquierdo, posándose en su mejilla.

-A ver, hermanita, si lo hacemos por ti, imagínate que la cita no sale como tenías pensada, o Armin te dice algo que te hace sentir mal, si tenemos el micrófono activo, siempre puedo aparecer para hacerle que te pida perdón de rodillas.- La "sutil" amenaza de su hermano hacía el chico que en secreto, le seguía volviendo loca, hizo que le hirviese la sangre, pero procuró que no se le notase, a fin de cuentas, Reiner siempre se preocuparía de ella.

-¿Y si probáis a dejarla tranquila y que disfrute sin que la estéis agobiando?- Bertholdt, hablaba por primera vez durante toda la conversación, sin despegar la mirada de la sartén en la que preparaba la cena de todos menos de la chica Leonhart, ya que ella se iría dentro de poco.- Hitch, si tanta curiosidad tienes de lo que pasará durante la cita, espera a que Annie vuelva y que ella te cuente lo que desee, y tú Reiner, confía un poco más en tu hermana, en muchos aspectos es más fuerte que nosotros dos juntos, y si Armin le dice, o hace algo que la hiera, cosa que dudo mucho que haga, ella ya es mayorcita para salir adelante. No pintáis nada allí, así que sentaos, comeos la merluza antes de que se enfríe y que disfrute, que se lo merece más que cualquiera.

En ese momento, Annie se sintió de lo más agradecida con su amigo, al que consideraba tan hermano como a Reiner, el moreno le guiñó un ojo en señal de complicidad y apoyo. Habían pasado años desde que la Leonhart dejó de ser de su interés amoroso para que fuese su hermano el que ocupase su puesto, desde entonces, Hoover pasó a convertirse en una especie de "Reiner 2.0" deseando la protección de la joven, pero en silencio, como si desde las sombras velase por su felicidad, y su instinto le decía que Armin era la respuesta a recuperar esa felicidad. Dejó sus labores en la cocina para acercarse y posicionarse detrás de ella, mientras le ajustaba la americana blanca de mujer (prestada por parte de Hitch) que le quedaba tan magníficamente.