El vínculo familiar es un peso agobiante en la balanza

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El joven brujo reencarnado en el mundo actual y nombrado como Ranpo recuperó sus recuerdos en su temprana adolescencia, para aquel entonces la relación con su hermano de sangre todavía tenía la inocencia natural de dos niños que se mantenían juntos y se cuidaban mutuamente.

Aunque el carácter del menor propiciaba algunas diferencias ocasionales como la que marcó aquel día en específico.

—¿Sabes qué? Le dije a papá que quiero dormir en una habitación diferente.—Sus pasos apresurados en la calle eran seguidos de cerca por los de Edgar.—Ya soy mayor y no quiero verte más.

—Ranpo,—Su hermano solo suspiró cansado.—Ya me disculpé.

—¡No me importa! Discúlpate mil veces si quieres. ¡Y deja de seguirme!

—Te recuerdo que vivimos en la misma casa y voy por el mismo camino contigo desde siempre. Además, ¿Estás seguro de que quieres volver solo?

—¡Ahí está de nuevo!—Se giró molesto señalando al otro.—Deja de tratarme así, odio que me hables de esa forma en público.

—¿De qué estás hablando? Que me preocupe por ti no hará que los demás cambien la manera en que te ven.

—¡Si lo hace, cállate!

—Has estado demasiado extraño últimamente.—Intentando ser la voz de la razón, en ese asunto Edgar mantuvo su tono tranquilo.—No estás molesto por eso, ¿verdad? Sé que ya no paso el tiempo suficiente contigo desde que me gradué de primaria pero es difícil saber si tienes problemas cuando no puedes ni quieres simplemente decírmelo.

Ese Ranpo de doce años todavía no podía dimensionar el motivo de sus alborotos emocionales, el alma dentro de su cuerpo gritaba extrañando la presencia de Edgar a su lado como había sido toda su infancia y no aceptaba las largas horas que pasaba en una escuela tan alejada del hogar de ambos. Esos sentimientos eran difíciles de asimilar y se unían en un cúmulo que en su mente infantil se exponía como molestia injustificada, el niño quería pasar tiempo con su hermano pero a la vez huía de la ansiedad que le provocaba estar cerca de él.

—¡¿Quién quiere pasar tiempos contigo?! ¡Yo no te pedí que fueras a buscarme a la escuela!

—Aún si dices eso, al final estabas esperando más de lo usual para salir, creí que era porque te dije que hoy terminaría antes las clases.

Ranpo sabía que sí lo estaba esperando y rechazó sin dudar cuando otros lo llamaron para irse a casa, todo con la intención de que Edgar pudiera encontrarlo a tiempo en el patio de la escuela. Era consciente de eso y la incongruencia de sus palabras lo confundía.

—¿Podemos calmarnos un poco e ir a casa?—Insistió Edgar acercándose tentativamente al espacio de su hermano.—Hace calor y seguro estás cansado, esa debe ser la razón de tu humor tan sensible.

El tacto cuidadoso de su hermano buscó tomarle de la mano, un gesto común que la mayoría del tiempo Ranpo incluso solía pedir pero en ese momento únicamente potenció el caos de pensamientos y emociones que llevaba meses experimentando.
Su etapa de pubertad se había unido al descontrol del alma transmigrada que agitaba su ser como un nido de abejas por lo que la mezcla de ambos factores alteró sus nervios de un modo que su persona no fue capaz de tolerar.

—¡No quiero!— En un rechazo agresivo golpeó la mano que apenas lo había alcanzado.—¡Dije que no quiero verte más y tampoco que me vuelvas a tocar! ¡Lo odio! ¡Odio cómo me siento cuando lo haces!

—¿Por qué dices eso?—La preocupación de Edgar fue visible, lo que presenciaba ya no era uno de los berrinches de su hermanito y verlo tan agitado no le gustaba nada.

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⏰ Última actualización: Mar 05 ⏰

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