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Edite este capítulo, ya que no me convenció del todo el resultado. Espero que les guste.

Tic..., tac..., tic..., tac...

Aquel sonido del reloj lo volvía loco desde niño, la compañía de aquel sonido y el de su madre lo acompañaban en aquella habitación de color gris.

-Escúchame bien, Tomioka debes de leer la partitura repetidamente. Quiero que leas cada una, no quiero equivocaciones de tu parte. Un buen pianista nunca se equivoca, nunca comete errores a la hora de tocar su partitura- Otra de las frases de su madre entró a su mente.

El pequeño Tomioka leyó por horas la partitura, detalladamente pues no quería ganarse otro golpe de su madre.

-Toca el piano, a la primera equivocación el golpe será más fuerte. Cada vez que te equivoques te agregará una hora más de ensayo, así que quiero que comiences de una buena vez- Aquella mujer de cabellos negros sostenía un palo de madrea de color negro.

El pequeño Tomioka tenía miedo, su pequeño cuerpo estaba temblando y sus dedos sólo estaban encima de las teclas del piano.

TE ESTOY DICIENDO QUE EMPIECES!- Un fuerte golpe se dirigió a la espalda del pequeño provocando su llanto, era silencioso, si se le escapaba un sollozo su madre le daría un golpe más. El pequeño niño empezó a tocar, su corazón estaba roto por completo, su querida madre no lo quería.

"El piano era su maldición"

Si tan sólo no hubiera tocado el piano de Tamayo, él seria un niño feliz. Un niño que tendría tiempo para salir a jugar con Makomo y Sabito.

"El niño pianista prodigio"

-Debes de tocar la partitura una y otra vez. Así es como la haces perfecta, la tocas tal y como viene en la partitura, como la pensó su compositor. "Perfectamente", "Correctamente".

El niño estaba dando lo mejor de sí mismo, lo estaba dando todo, él pensaba que estaba todo bien. Hasta que un grito de su madre le quitó ese pensamiento.

-¡Volviste a equivocarte!, ¡¿Cuántas veces tengo que decírtelo?!- Otro golpe se dirigió a la espalda del niño- ¡No dormirás hasta que domines esa maldita partitura!, ¡mira bien niño estúpido!- El pequeño Tomioka no miraba bien las partituras por las lágrimas en sus ojos- ¡Todo está en la partitura, lee esa maldita partitura!- Esos últimos gritos de su madre fueron los más fuertes.

El pequeño corazón de Tomioka estaba roto, aquel inocente niño pequeño estaba roto por dentro. Ese día se fue a su habitación a llorar, eran las 5 de la mañana.

Él quería que alguien lo salvara de su infierno en el que él vivía, pero su hermana mayor estaba en el hospital desde hace unas semanas y él no sabía nada de la ella.

Después de unos días el pequeño Tomioka había ido a otro concurso más al que su madre lo inscribía.

"Tomioka volvió a quedar primero"

Era algo que el pequeño niño ya acostumbraba y sabía que siempre quedaba en primer lugar.

Nuevamente se encontraba de camino a su casa, solitario y silencioso. Su madre siempre se quedaba para conversar con músicos de altos estándares sobre el futuro de él, el gran niño prodigio.

Él por primera vez no fue a su casa después de los concursos, se dirigió al hospital donde su hermana se encontraba. Quería saber qué había pasado de ella las últimas semanas, su madre lo mantenía ocupado ensayando todo el tiempo. Nunca cumplió la promesa de llevarlo para ver a su hermana.

🦋 𝐿𝒶 𝑀𝑒𝓃𝓉𝒾𝓇𝒶 𝒟𝑒 𝒮𝒽𝒾𝓃🌠𝒷𝓊 🦋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora