XVIII

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Zhongli y Teucer caminaron en medio del frío de la mañana hacia el palacio Zapolyarny, donde se encontraba la sede de los fatui, Zhongli se sentía adormilado, su naturaleza adepto exigía calor, mientras tanto Teucer divagaba en sus pensamientos, si bien había impulsado a Zhongli a hacer esto, él no tenía cómo ayudar al hombre.
Zhongli sabía eso, sabía que Teucer planeaba que el ex arconte hiciera el trabajo sucio, le parecía injusto, pero no iba a quejarse de ello cuando estaban a un paso de alcanzar la justicia para Ajax.

Una vez ante las grandes puertas del palacio Zapolyarny unos guardias frenaron a Zhongli quien había intentado extender sus manos para abrir las puertas. Zhongli gruñó y los guardias le dieron una mirada furiosa en respuesta.
— ¿Qué les hace creer que tienen derecho de venir? — reprochó un guardia.

Zhongli le dio una mirada severa y luego miró al otro.
— Venimos a ver a la Tsaritsa.

Los armados se empezaron a reír, carcajadas resonaban en el aire, Zhongli levantó una ceja en señal de confusión, cosa que sólo pareció hacerles más gracia a los guardias porque sus risas solo se intensificaron.
— ¿ustedes? — uno de los guardias tomó el aire para hablar, solo para soltarlo a carcajadas al instante — no tienen el rango para verla, en absoluto, ¿creen que simples mortales tienen derecho a siquiera presentarse ante estas puertas? ¡no me hagan reír!

Zhongli suspiró y con un silencioso movimiento se deshizo de sus guantes, las manos ambarinas brillaron y los ojos del guardia se abrieron de par en par a la vez. El guardia le dio golpecitos en el brazo a su compañero como para asegurarse de estar viendo bien, los guardias perdieron su postura de seres superiores para pasar a parecer perros mojados, temblando.
— estoy seguro de que tengo el rango suficiente para ver a su señora. — la voz de Zhongli hizo retumbar el suelo.

¿Hizo retumbar el suelo? Teucer estaba confundido, sabía que Zhongli era un usuario de geo, pero no había visto a uno tan intimidante — el chico aún no veía las manos ambarinas de hombre, se mantuvo detrás de él todo el tiempo —
Los guardias le abrieron paso a lo hombres y el castaño avanzó a paso resuelto mientras se colocaba los guantes de vuelta, cruzó la puerta solo para encontrarse con la reina cryo.
<<Oh, no me dejó repasar una vez más, ¿ahora qué?>>

La mente de Zhongli quedó en blanco, si bien fue un arconte una vez, ahora no era más que un mortal-adepto, nunca creyó que la presencia de un arconte fuese tan intimidante, o bueno, lo había imaginado, pero no contra sí mismo.
<<esto se pondrá... interesante>>
Cada paso que daba resonaba en las paredes del gran palacio, era tan grande que se sentía vacío, Zhongli caminaba detrás de la Tsaritsa en silencio, no sabía que hacer así que seguirla era la mejor opción.
Entonces la cabeza de Zhongli formuló una duda inquietante, no conocía a la Tsaritsa, o al menos no a esta Tsaritsa, había conocido a la arconte cryo amable y de noble corazón, no a esta señora cryo de corazón gélido. Era curioso, ninguno de los dos podía decir que conocía al otro, habían cambiado demasiado desde la última vez que sus caminos se cruzaron, y sinceramente, ahora Zhongli desearía que sus caminos nunca se hubiesen topado otra vez. No había rotonda, no había punto de retroceso, estaba hecho, estaba en el palacio Zapolyarny ante la reina de su amante.

Los pensamientos de Zhongli parecieron cegarlo, porque ni siquiera notó cuando entró en una gran sala del palacio, gran parte de la mueblería era de cristal, o tal vez era hielo creado por la propia arconte, todo parecía tallado por la mano más hábil de Teyvat, el salón irradiaba elegancia, al parecer, en ese aspecto la Tsaritsa no había cambiado, siempre buscando la elegancia, invitando a sus heraldos actuar con la misma elegancia y astucia para conseguir lo que desea.
La reina cryo finalmente giró sobre sus talones, los ojos celestes brillaban como cristales, cristales vacíos, Zhongli de pronto se sintió diminuto ante la arconte, se sentía como si la Tsaritsa pudiera mirar a través de su ropa y piel, sentía que su mirada atravesaba hasta su médula, con cautela, Zhongli se puso en posición defensiva, echó atrás uno de sus pies mientras que su mano derecha iba lentamente a su cintura pasando a su cadera, listo para sacar su lanza en caso de que la Tsaritsa tirase a matar.

Tu Rostro [Zhongchi/Tartali]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora