Taissa

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30 de Junio

4:06 pm

Llegué a Perlas de Medianoche hace como una hora. Fue un viaje muy largo: me subí a un avión que me llevó de Moscú a la Ciudad de México y después otro a Baja California Sur. Al final tomé un autobús de turista que me trajo hasta aquí. Pensé que disfrutaría la última parte de mi viaje, pero no fue así. Había demasiada gente dentro del bus y hacía muchísimo calor, además el trayecto fue interrumpido un par de veces por fallas en el motor. Un sujeto estadounidense sentado a mi derecha se rió y me dijo: maravillas del tercer mundo, ¿eh?.

Me obligué a regresarle la sonrisa aunque en ese instante quería llorar de frustración. Moría por llegar aquí. Y por fin lo logré. Todo ese sufrimiento valió la pena. ¡Es un pueblo tan hermoso! Quisiera recorrerlo ahora mismo, pero estoy muy cansado. Lo mejor será ducharme, pedir algo de comer en el servicio de habitaciones y tomar una siesta. No sé a qué hora voy a despertar, pero cuando lo haga escribiré quién soy y por qué estoy aquí. Creo que así son los diarios de viaje. No sé, nunca he leído uno y nunca me había interesado en escribir hasta ahora. Soy un artista visual, no de letras. Estoy feliz y agotado.

8:35 pm

Desperté hace como veinte minutos. Antes de dormir me duché y luego ordené un sándwich de pollo. Me siento bien. Creí que estaría dormido más horas, pero tal parece que solo necesitaba descansar un poco. Hace rato, mientras comía, se me ocurrió publicar este diario cuando regrese a Rusia. Creo que es una buena idea. Omitiré algunas partes, por supuesto, no quiero que mis admiradores sepan demasiado de mí. Supongo que todo depende de si esto me gusta lo suficiente. No tiene que ser un diario muy bueno, sé que se venderá bien. Podría incluir algunos dibujos y fotos instantáneas. Me traje una cámara para fotografiar mis lugares favoritos. Tengo una lista de algunos que llamaron mi atención cuando me dispuse a investigar.

Oh, casi lo olvido. Tengo que escribir quién soy y qué hago aquí.

¿Quién soy? Me llamo Igor Vistin, tengo treinta y cinco años y soy un artista. No quiero sonar presumido, pero soy muy reconocido en mi país y en algunas partes de Europa.

¿Qué hago aquí? Vine a este pueblo costero para conocer a su más famosa atracción: la sirena asesina del Rocafuerte, y también para refinar las ideas de mi siguiente proyecto.

Aquí va un poco de contexto para que tú, Diario, me comprendas mejor:

Hace más o menos seis años fue mi primera exhibición importante en el museo de arte moderno titulada "Lo extraño y lo fascinante". Me dio el prestigio que tanto estaba buscando. Fue una exhibición surrealista donde cada pintura ilustraba mis sueños y pesadillas más bizarras. Suelo usar colores muy vibrantes y me gusta deformar las figuras humanas. El proceso fue muy divertido. Todo iba bien para mí hasta que, después de un tiempo, intenté sentarme y pensar en mi siguiente trabajo. No se me ocurrió nada. Pasaron días y días y mí mente no cooperaba conmigo. ¿Por qué era tan difícil? El concepto de Lo extraño y lo fascinante me salió natural, cuando aún era un artista freelance y mis padres me decían que hiciera otra cosa con mi vida. Supuse que la vida acomodada me atrofió la imaginación. Me sentí vacío y triste. No podía dormir bien y no importaba lo mucho que me esforzara, al final del día el papel frente a mí seguía en blanco. Pero eso cambió cuando vi a la sirena asesina del Rocafuerte.

Era sábado a altas horas de la madrugada y yo veía la televisión en la sala. No había salido de mi casa en días ni me había duchado. Cambiaba de canales tratando de no pensar en mi bloqueo creativo, pero era imposible. Estaba convencido de que mi debut fue el mejor momento de mi carrera y que de ahí en adelante todo se iría al carajo. Me maldecí por acostumbrarme a la vida holgada tan pronto, pues a causa de eso mi caída dolería mucho más.

Susurros bajo el aguaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora