Epílogo

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Recuerdos, tal vez algo que no importa cuando los tienes ya que están totalmente guardados y, sobre todo, están ahí para cuando los necesites.

Muchas veces, como todo aquello que tenemos, ignoramos su importancia hasta que los perdemos ya que realmente son fundamentales cuando son parte de tu historia con alguien.

Es una sensación tan incómoda sentir como eres el único que posee esos recuerdos mientras que aquella persona que estaba implicada no.

Kousuke era prueba de ello.

Ver como ahora su amor estaba con alguien más, le quebraba, si.

Pero no tanto como ver que este no lo viera más allá de una figura paterna ignorando su historia antigua de amor.

Pese a que los años ya habían pasado y se había rendido en recuperar los recuerdos de este, en el fondo imploraba que algún día su querido Masahiro los recuperará.

Y es que nadie sabía eso.

Para los demás, él fingía haber superado a Masahiro.

Tenía miles de citas y parejas tan numerosas que la cuenta se había ido olvidando.

Ojalá así de fácil fuera borrar sus sentimientos porque, en el fondo, él sufría.

Sus anillos aún los guardaba, había renunciado a la cadena, pero no a esos objetos ya que todo su sentir seguía aferrado a tenerlos hasta que el rubio lo recordará.

Cada noche sin falta, se ponía aquel objeto mientras que él de su amado lo ponía en su dedo más pequeño admirándolos juntos mientras las memorias le abrían la herida una y otra vez.

No sabía cuanto más soportaría esa mentira.

Por eso ahí estaba el, tomando un vaso de vodka después de ya varios anteriores.

Hacia tanto que no bebía, pero su límite estaba por vencerse por lo que decidió ahogar sus penas en bebida.

Decidiendo tomar hasta perder la memoria, levantó el vaso para beber cuando cierto sujeto de ojos verdes llegó a su lado y le quitó el vaso con un suspiro de enojo.

-Asi que aquí estabas, papá.

-Kousuke, llámame Kousuke, te lo he dicho ya muchas veces Masahiro.

-Bien, Kousuke-san, ¿qué haces aquí? Deberías estar en casa, Asaya y yo fuimos a verte pero otra de tus amantes nos dijo que habías huido.

-No es nada de importancia, solo vine a olvidar a un viejo amor.

-¿Con alcohol? Sabes que no es la solución, tú mismo me lo has dicho.

-Hay veces que si amaste tanto a alguien, es la única forma en que puedes aliviar un poco tu dolor.

Masahiro quiso preguntar más, pero al ver cómo el pelinegro tenía la mirada perdida decidió tomar aire para tranquilizarse y tomarle una mano.

Con aquel acto, el contrario salió de su trance y conectó sus ojos con los esmeralda sintiéndose pequeño.

-Vamos a casa, Kousuke-san.

Masahiro lo jalo por el brazo, pago la cuenta y llevo al pelinegro hasta su auto donde lo puso en el asiento del copiloto con algo de dificultad.

Una vez asegurado, el rubio tomó el volante y empezó a conducir.

En el camino, mientras el de hebras doradas manejaba, el pelinegro admiraba de forma intensa a este.

Era increíble lo mucho que había crecido y madurado, sobre todo en la cuestión de personalidad.

Su forma de expresarse era más reservada y seria con personas ajenas a su círculo social.

There's a thin line between LOVE... And HATE...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora