Porque es mi deber.
Te volviste mi responsabilidad desde que quedaste a mi cuidado. Y yo, como tú hermano mayor, te prometo a ti y al mundo, que no volverás a pasar por lo que pasaste antes de llegar aquí.
Pero, prométeme, tú a mí, que no dejarás...
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La noche estaba tranquila, calmada. Siempre eran así, no escuchaba nada aparte de la respiración tranquila y serena de su hermano.
Bajó la vista.
El verlo tan tranquilo y relajado le hacía sentir bien. Sentía que él, y todo lo demás, estaba bien y eso le transmitía calma. Una calma que solo con él podía sentir. El ser abrazado por él le hacía sentir cálido, una calidez que no había sentido antes, ni siquiera con sus padres, cuando vivía con ellos, o con sus tíos. Su hermano le hacía sentir cosas que no imaginaba sentir algún día.
Y no estamos hablando de la forma "romántica", sino de esos sentimientos que solo se sienten en el lecho familiar, con padres o alguien muy cercano a ti, con quien puedes confiar plenamente, sin dudar. Solo con él los sentía.
Agradecía tener familia.
Si bien conoce personas desde mucho tiempo y confía en ellas, no tanto como confía en Rosinante que, si hablamos de tiempo comparado con otras personas, casi no lo conocía. Era un como extraño.
Antes de que él llegara maldecía su insomnio. Pero, ahora, poco después de que llegara a su vida tal vez, y solo tal vez, agradecía tenerlo. Lo agradecía porque gracias a esp podía ver a Rosinante, podía ver su expresión tranquila y serena cuando duerme. Era tanta esa tranquilidad que la sentía casi palpable. Le hacía sentir paz.
Agradecía tener a Rosinante.
A penas llegó y no pasó mucho tiempo cuando Doflamingo ya sentía en confianza con él. De alguna manera, aunque no lo conocía tanto como antes y apenas confirmaba su existencia después de mucho tiempo, Rosinante también sentía que podía confiar en él. Aunque no puede negar que al principio sentía algo desconfianza, al poco tiempo, muy poco tiempo, le agarró confianza a su hermano. Sabía que eran familia, la única que tenía, y creía completa y plenamente que no sería igual a las personas con las que había estado de niño.
Y el mayor lo sabía.
Sonrió al pensar en todo eso y le empezó a acariciar el cabello hacia atrás, con calma, paciencia, relajado.
Él era una persona que si no conoce a alguien, o apenas la está conociendo, no le agradaba para nada. Le hace saber desde el primer momento que debe ganarse su confianza ¿Cómo? Que lo descubra. No se muestra calmado, siempre serio, con cara de enojo, de malhumor. Pero, con Rosinante no pasó nada de eso.
Desde el momento que lo vio en la puerta de su casa lo vio con extrañeza ¿Quién era él? Ahora que recordaba, todo fue algo extraño. Recuerda que ese día simplemente tocaron la puerta y, como Baby 5 estaba de compras y ella no tocaba la puerta porque tenía la llave de la casa y sabe que cuando Doflamingo está la puerta no tenía seguro, se levantó él mismo a ver de quién se trataba, no esperaba visitas.
Cuando abrió la puerta vio a un muchacho rubio, unos cuantos años más joven que él, con una carta en las manos, leyendo la dirección de esta por si se había equivocado ¿Un cartero?
