Extra 3

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Otro día en el que se habían levantado temprano porque el deber llamaba

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Otro día en el que se habían levantado temprano porque el deber llamaba. Había que ir al trabajo.

- ¿Por qué tienes esa cara? - Preguntó el hermano mayor - Desde que salimos tienes esa cara ¿Qué tienes? - Insistió al ver que la única respuesta que tenía era una negación con la cabeza.

- Nada... Solo recordaba cuando era pequeño, después de que te fuiste - Respondió, algo triste -Solo eso -

– ¿Por qué te pones a recordar en eso ahora? 

- No lo sé - Alzó los hombros - Solo lo recordé de repente y no he podido dejar de hacerlo -

– Ya se me hacía raro que estuvieses tan callado.

Un pequeño silencio llegó a la oficina, solo eran ellos dos ahí. Más tarde habría una de esas reuniones largas y aburridas para ambos.

– ¿Qué estás pensando exactamente? 

- No sé si te lo dije... Pero mamá nunca me dejó darle cariño, como mucho le podía dar un abrazo de vez en cuando y me dejaba besarle la mejilla en sus cumpleaños - Suspiró - También me hablaba mucho de ti -

– ¿Por qué te hablaría de mí? 

- Supongo que sabían tarde o temprano terminaríamos reencontrándonos otra vez - Alzó los hombros - Y aquí estamos -

– Puede ser-

Y el lugar volvió a quedar en silencio, Doflamingo solo se quedaba mirando a su hermano, quien poco a poco cambiaba su semblante triste y sonreía.

- ¿Sabías que hablaba solo antes de que Luffy llegara? - Dijo más animado.

Doflamingo alzó una ceja.

- ¿Hablabas solo? - Preguntó, desde cierto punto no le sorprendería saberlo, pero no iba a negar que no se lo esperaba de él - Pensé que te habías quedado mudo... Temporalmente -

– Nah... Yo le hablaba al aire, era divertido imaginar que te contestaba y terminar discutiendo con la pared. 

– Tenías demasiada imaginación... 

- Eso me decía Luffy... También recuerdo que quemé la cocina porque tenía hambre y Luffy había salido un momento - Se rió al recordar eso - No sé cómo, pero por suerte no quemé toda la casa -

- Con razón le dijiste a Baby 5 que no te dejara cocinar solo - Recordó - Te tengo prohibido cocinar, Rosinante. No quiero que quemes la casa -

– Claro, claro.

Contando un par de anécdotas divertidas de su infancia, el aire de tristeza que lo rodeaba fue desapareciendo, lo cual agradecía el mayor.

- ¿Cómo conociste a Roronoa? - Preguntó de repente. Si conocía a Luffy, debía conocer a Zoro ¿No?

- ¿A Zoro? - Llevó una mano a su barbilla, intentando recordar - Una vez Zoro fue a recoger a Luffy a la casa una hora antes, por lo tanto yo estaba despierto. Luffy me lo presentó y yo me le quedé mirando por un rato... Luego le pregunté a Luffy si en verdad se casaría con un arbusto -Doflamingo soltó una pequeña risa - Por un tiempo los llamé Señor y Señora Arbusto. Zoro me regalaba dulces para que dejara de llamarlo así -

- ¿Lo sobornabas? - Preguntó.

- Fue divertido mientras duró - Una pequeña carcajada se hizo presente, confirmándolo.


























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CariñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora