Abby no empieza con buen pie en la nueva ciudad, pero ella no sabe con lo que se va a encontrar al momento en que le brindan ayuda.
El amor puede con todo, pero, tal vez debes escoger a quien amar. Solo de vez en cuando. Porque nunca sabes cómo pued...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
᚛᚜᚛᚜᚛᚜᚛᚜᚛᚜᚛᚜᚛᚜᚛᚜᚛᚜᚛᚜᚛᚜᚛᚜᚛᚜᚛᚜
Es la tarde de navidad, Abby y yo estamos sentados en su habitación, en la cama, uno delante de otro. Estábamos echando a suertes con quien íbamos a cenar, si con mi familia o con la suya. Pero cuando finalmente lo decidimos (que tocó la mía por cierto), Abby salió corriendo la habitación seguida por mi mientras reía y cuando llegamos a las escaleras me choqué con ella ya que se había quedado parada y la miré y después miré hacia adelante.
— Jonah.— Dijo el padre de Abby, Thomas.— Iba a deciros que.. ah.— Suspiró riendo.— Tú familia vendrá a cenar aquí. Hemos pensado, tu padre y yo.— Dijo mirando a Abby.— Y tu madre.— Me miró a mi.— Que para que así no tengáis que escoger donde ir, cenábamos todos juntos. Tú madre ha añadido que así no nos quedábamos nosotros dos solos en el día que es hoy.— Dijo moviendo la mano y volteando.— Es justo lo que queremos, lleváis una semana aquí y ya os queremos echar de casa...— Continuó hablando pero obviamente no a nosotros porque dejó las escaleras y se metió en la sala de estar para ir al comedor o no se, algún lugar.
Abby empezó a reír y volteó agarrándome la mano y haciendo que volviéramos a su habitación.— Bueno, entonces nadie ha ganado.— Volteo su cabeza a mirarme y sonreír. Nos sentamos de nuevo en su cama y me la quede mirando mientras ella hablaba de algo que ni siquiera logré escuchar porque estaba hermosa sonriendo y poniendo su pelo detrás de la oreja mientras reía de algo.— Jonah.— Dijo poniendo su mano delante de mi y pestañeé un par de veces a mirarla.—¿Me estas escuchando?— Negué.— ¿Por qué no me escuchas?
— Porque eres hermosa y te estoy observando. Te estoy... admirando.— Ella empezó a reír y sonreí achinando los ojos.— Eres hermosa.
— No, claro que no.
— Si, eres muy hermosa, muy linda, muy bonita, tan genial y cariñosa, amable y humilde. Eres adorable y mucho más hermosa, de nuevo.— Acaricié su mejilla y ella bajo la mirada.—¿Porque no ibas a ser linda? Recuerdo el día en el que tenias prisa y cuando te dije linda te fuiste rápido después de decirme que no lo eras. Realmente eres algo etéreo y no entiendo porque dices que no.— Dije la última frase con una sonrisa y ella me abrazó subiendo encima de mi regazo dejando sus piernas a los lados y la abracé de vuelta, con fuerza y una sonrisa mientras cerraba los ojos oliendo su perfume.
— Un día..— Susurró.— Me hicieron creer que no iba a ser linda ni aunque me lo propusiera.— Continuaba susurrando al lado de mi oreja.— Me dijeron que nadie podría decirme linda porque era lo más horroroso que había en mi escuela. Eso se quedó ahí, y siempre me he negado a pensar en que soy bonita o hermosa como tú dices.— Suspiró.— Pero... entonces llegaste tú y me llamas desde que me conociste algo lindo. Cada día que lo dices. Siento que puedo serlo porque a ti te gusta. Porque me gustas, y porque no podía creer que alguien como tú fuera mi novio, alguien tan lindo y apuesto que se fijara en mi. No, jamás pude créelo.— Susurro de nuevo.
